Los talleres textiles ilegales explotan a unos 30 mil obreros

Se calcula que en Capital Federal y el Conurbano trabajan como esclavos de la industria textil alrededor de 30.000 personas, explotadas a límites casi indescriptibles.

Estas víctimas están al margen de la sociedad, que los invisibiliza, sin embargo producen más del 95% de la vestimenta que se utiliza diariamente. La problemática requiere de acciones directas y también compromiso de todos los ciudadanos. En eso están, justamente, los integrantes de una cooperativa que viene desde hace años dando una lucha sin descanso contra el trabajo esclavo en el país, denunciando, rescatando personas de ese infierno y tratando de devolverle sus derechos. Hoy se lanza, en ese marco, una línea de ropa realizada íntegramente por gente que fue explotada. La marca lleva un nombre paradigmático: No Chains (Sin Cadenas).

La presentación se realizará hoy, a partir de las 19.30, en Avenida Directorio 3998 (esquina Lacarra), del barrio Parque Avellaneda, en la sede de la organización no gubernamental La Alameda, y se trata de una movida de características internacionales. Es que participan con emprendimientos idénticos, cooperativas de Filipinas, Indonesia y Tailandia. En Argentina el movimiento tuvo su nacimiento con la crisis económica y social de 2001, las asambleas barriales y la necesidad de cubrir los baches que dejaba el Estado vaciado.

“Nuestro objetivo no es convertir esto en un monstruo, no hay un fin económico. Todo lo contrario. Decimos que es un modelo que funciona, produciendo ropa libre de esclavitud, sin explotar seres humanos, y que puede ser replicado con éxito”, contó a Diario Popular Tamara Rosenberg, miembro de La Alameda y coordinadora del taller que emplea actualmente a 15 trabajadores, la mayoría con “experiencia” como víctima de trata de personas o explotación laboral.

Por el taller, en rigor, pasaron decenas de ex víctimas, que luego se incorporaron al mercado laboral de manera legal o bien abrieron sus propios negocios. “Mucha gente que llega toma contacto por primera vez en su vida con sus derechos. No sabían que existían. Es muy fuerte todo ese proceso. Tenemos casos de personas que fueron explotadas por años y ahora son delegados gremiales en las fábricas donde ejercen su oficio”, dijo Rosenberg, una psicóloga y madre que dedica gran parte de su vida a esta iniciativa.

“Hay avances respecto al involucramiento del Estado en este tema. Pero también, aún, muchas ausencias. Por ejemplo, es necesario que se articule de manera más intensa y efectiva el después para el explotado que es rescatado de los talleres ilegales. No se puede pretender que un esclavo, que queda en la calle porque cierran el taller, se integre por su cuenta al mercado laboral legal. Esto no pasa. Vuelven a ser capturados por las redes mafiosas”, señaló Rosenberg.

Al margen del inmenso trabajo que llevan adelante en La Alameda para darle oportunidad de dignidad a tanta gente, Rosenberg explica que “tal vez lo más importante de todo esto es el mensaje a la sociedad, para que el ciudadano reflexione cuando consume.

MAXIMILIANO F. MONTENEGRO

Fuente: www.diariopopular.com.ar

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