La Justicia laboral porteña condenó a una multinacional dedicada a la elaboración de alimentos y productos de limpieza a indemnizar a un trabajador, que se consideró despedido al no recibir respuestas a sus quejas por el maltrato al que lo sometía una supervisora.
La Sala Octava de la Cámara del fuero consideró que el empleado probó que la empresa Unilever de Argentina S.A. ignoró un telegrama del trabajador conteniendo las injurias laborales emanadas de la supervisora Beatriz Díaz.
Según los camaristas, «los términos del escrito permitían conocer con certeza la motivación del denunciante posibilitando a su empleadora acomodar sus defensas, o bien proveer los recaudos necesarios para preservar y garantizar la integridad del trabajador que se encontraba bajo su dependencia».
Los jueces Luis Catardo, Gabriela Vázquez y Juan Carlos Morando deploraron «la respuesta de la empresa, negando simplemente los términos de la intimación del trabajador, sin explicar ni intentar brindar una medida satisfactoria — preventiva o sancionatoria — frente a su relato».
Con esa conducta faltó, según el fallo, «al deber de probidad que debe observar todo buen empleador según el artículo 63 de la ley de contrato de trabajo, reforzó la certeza de sus dichos y justificó la actitud del trabajador de considerarse despedido». El intento de Unilever de minimizar el trato despectivo y la desautorización de la supervisora hacia el denunciante, «no resiste el menor análisis, en tanto que, admitida la conducta abusiva, la empleadora omitió tutelar, respetar y hacer respetar al trabajador, obligaciones que integran el deber de garantía». l (Télam)