Familiares de los desaparecidos señalan desviaciones en la investigación
A dos meses de la explosión los daños en la refinería se distinguen desde lejos. El colapso de los tanques que ardieron durante horas recuerda la magnitud del suceso. Las huellas del estallido también son visibles en comercios, casas y en el Destacamento 44 de la Guardia Nacional. FOTOS: EDSAÚ OLIVARES
Paraguaná.- La brisa refresca el clima seco del punto más norteño del estado Falcón. Si el viento en Paraguaná no sopla como de costumbre la sensación es de sofoco. El 25 de agosto el calor no estuvo solo en las cercanías de la refinería de Amuay.
A partir de la medianoche una neblina blancuzca se fue filtrando lentamente en las zonas de La Pastora, Alí Primera, El Campo, El Campito y por el Destacamento 44 de la Guardia Nacional (GN). En el complejo petrolero se había iniciado una fuga de gas y una nube se fue desparramando en los alrededores.
Pasada la 1 de la madrugada una explosión sacudió el sector. Al menos 42 personas murieron, 5 están desaparecidas, decenas de comercios y viviendas también fueron golpeadas por el estallido.
Han transcurrido dos meses desde aquella noche y Petróleos de Venezuela (Pdvsa) aún no explica las causas del accidente. Las víctimas y afectados de la tragedia ven muchas sombras sobre lo sucedido y esperan respuesta a sus interrogantes.
Engelberth Delgado perdió a su hermano, cuñada y a tres sobrinos. Su familia viajó desde el estado Bolívar hasta Punto Fijo y murieron cuatro horas después de haber arribado al sector de El Campo, urbanización donde residían funcionarios de la GN.
Las autoridades sólo recuperaron el cuerpo de Engelberth Alexander Delgado Llanos, uno de los sobrinos, de 20 años. «Hay muchas contradicciones. Queremos saber lo que pasó con nuestros familiares. Para nosotros ha sido más trágica la desaparición de nuestros familiares».
Sostiene que pocas horas después, y sin que hubieran culminado los trabajos de rescate, se iniciaron movimientos de escombro con maquinaria pesada. «Queremos saber quién ordenó la remoción de escombros».
Carmen López de Delgado, madre, suegra y abuela de los desaparecidos, también reclama una explicación. «No siento rabia, ni odio, lo que tengo es ganas de luchar para que se consiga la verdad».
Un rescatista que participó desde las primeras horas en las labores de socorro ofrece algunas pistas. «Ahí se acometió un error muy grande: no terminar las labores de rescate dentro de las estructuras. Se perdió saber lo que ocurrió en cada vivienda».
Desde su óptica esa es la causa para que a dos meses después del accidente haya cinco desaparecidos. Además de los cuatro miembros de la familia Delgado, tampoco se halló el cuerpo de Yulynei Andrea Rivero Labrador, de nueve años.
El rescatista, que prefirió reservar su identidad, asegura que la mañana del domingo (tras la explosión) los grupos de socorro desalojaron la zona del siniestro por orden de funcionarios militares. Cuando regresaron el lunes el área estaba alterada. «No sé quién dio la orden, ni quién determinó eso, pero lamentablemente ocurrió».
Un bombero, que también mantuvo el anonimato, agrega que las horas siguientes a la explosión estuvieron marcadas por la desorganización y las irregularidades. «Entre el primer y segundo día se dieron muchas irregularidades. Hubo saqueos de casas y comercios, hubo falta de coordinación».
La tragedia continúa
A dos meses del accidente la tragedia continúa para los sobrevivientes. Juan Colina y Darvis Blanco, trabajan para la empresa de vigilancia Zulia. La madrugada del 25 de agosto cumplían guardia en Puramin, compañía contigua a la refinería.
Ambos recuerdan que desde las 12 de la noche la neblina blanca se empezó a colar por las instalaciones de la compañía. Luego vino la explosión y hoy reclaman atención de las autoridades. «Han pasado dos meses de la tragedia y no he sido atendido como se debe. No he recibido nada de parte de ellos (Pdvsa)», afirma Blanco, quien aún tiene una lesión en la mano izquierda.
Colina todavía debe emplear muletas para moverse. Sufrió fractura en la cadera y la pelvis. Espera que las autoridades lo indemnicen, tal y como prometieron. «Cuánto tiempo hay que esperar, cuántos años hay que esperar, yo no pedí estar en esta situación, en un día me cambiaron la vida. ¿Dónde están esas promesas, dónde está lo que nos ofrecieron?»
Los testimonios de Blanco y Colina son apenas dos dentro de una historia con más personajes. En el hotel Las Palmas Inn de Punto Fijo permanecen alojados varios afectados. Hendri Chirinos perdió su casa en el sector El Campito y también exige soluciones. «¿Dónde está lo que yo perdí? ¿Cómo me van a dar una casa que no se corresponde con lo que yo tenía?»
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ROBERTO DENIZ | ENVIADO ESPECIAL/EL UNIVERSAL