En el verano de 1946 una caldera sucumbió y provocó severos destrozos en la planta ubicada en el sureste de la capital provincial. El estruendo se sintió en lugares cercanos y volaron restos que cayeron en viviendas de la zona. El servicio logró recomponerse a las 48 horas.
La silenciosa madrugada santafesina del lunes 21 de enero de 1946 fue abruptamente interrumpida por una explosión, seguida de destrucción y caos. ¿Qué pasó? Según la crónica detallada que publicó por aquel entonces Diario El Litoral, estalló una de las calderas de la Usina Eléctrica Municipal.
“Era la 0.20 de la madrugada. En esa circunstancia se produjo la explosión, sacudiendo los alrededores del establecimiento”, describió el vespertino hace 76 años. Las instalaciones estaban ubicadas en la zona en lo que hoy es Lisandro de la Torre y 25 de Mayo. “La violencia causó grandes destrozos. La caldera N° 1 voló hacia los fondos, derribando parte del galpón y cayendo algunos trozos de máquinas, caños, vigas de hierro, tirantes, etc., sobre una finca contigua. Hacia el lado derecho del establecimiento causó destrozos en el tanque de petróleo y en los convertidores de corriente eléctrica. Los derrumbamientos formaron un montón de escombros”, detalló la nota.
Pánico y víctimas
El estruendo seguido de destrozos dejó sin servicio eléctrico a la zona sur de la ciudad, tanto en la vía pública como en los domicilios privados. Mientras tanto, vecinos se acercaban al lugar de los hechos para presenciar cómo trabajaban la policía, bomberos y los servicios de emergencia de la época.
De acuerdo a la crónica citada, fueron varios los heridos que se registraron por la explosión. Los más graves fueron los trabajadores que se encontraban en la usina a la hora del incidente. Un operario de apellido Vallejos resultó con quemaduras de segundo grado en una importante parte de su cuerpo y fue trasladado de urgencia al hospital de Caridad, hoy José María Cullen.
También resultaron lesionados vecinos de la zona de calle Juan de Garay 2400 que fueron sorprendidos por un domo. “Llegó como un bólido al departamento”, contó El Litoral. Allí, los integrantes de una familia apellidada Pérez sufrieron heridas leves. “Destruyó parte de la cocina y fue a dar a una pequeña habitación”, sumó el artículo de 1946.
Horas más tarde, desde el hospital público se informó el deceso del “foguista” que resultó gravemente herido tras la explosión en la usina. La nota de El Litoral dio cuenta que los restos fueron trasladados a la comuna de San Agustín, donde estaba radicada su familia.
Sin tranvías y con asistencia de otra usina
Los inconvenientes por el incidente en la usina se multiplicaron en la capital santafesina. A la falta de luz en la vía pública y viviendas del centro y sur, se le sumó el corte en el servicio de tranvías eléctricos. Como si fuese poco, se redujeron los recorridos de los colectivos urbanos, que de a poco comenzaban a circular por la ciudad capitalina.
“Las dificultades para poner en funcionamiento la caldera, impidieron que la producción de energía de la planta se ajustara a las demandas del consumo. Por esta circunstancia y ante la escasez de corriente, se dispuso la paralización”, explicó una nota publicada el 24 de enero de 1946.
La falta de suministro eléctrico en los citados sectores de la capital santafesina hizo que las autoridades accionen un plan de contingencia que requirió la colaboración de otras usina que funcionaba por aquel entonces, una ubicada en el puerto.
Cómo era el servicio energético
Hasta mediados del Siglo XX, el servicio de energía era operado por manos privadas y públicas. De acuerdo a los valiosos datos aportados por “Atlas histórico de la ciudad de Santa Fe (1887 – 1945)” , la primera usina, escenario de esta memoria, se construyó hacia fines del Siglo XIX tras la aprobación del proyecto presentado por Sebastián Dermit (representante de la “Societé des Machines Electriques Grame” de París).
“El empresario se comprometía a construir una estación completa con los edificios, maquinarias y demás elementos necesarios para la prestación, en tanto que la municipalidad debía proporcionarle el terreno para su asiento; la instalación permitiría la iluminación de calles y 10 km de tendidos de cables para servicio domiciliario. Una vez puesta en funcionamiento, la usina pasaría a ser propiedad municipal”, destaca el citado libro.
Ya en el siglo pasado, manos privadas se encargaron de levantar la usina en barrio Candioti Sur, en lo que hoy es calle Calchines (1914). Casi en simultáneo, en la zona portuaria también se erigió una central eléctrica (1911). “Además de producir la energía para el alumbrado y la fuerza motriz que demandaba el funcionamiento de la estación fluvial, proveía también de alumbrado público a su área circundante”, explica la publicación consultada.
Para 1914, la ciudad de Santa Fe se abastecía de las tres centrales. En ese contexto, la municipal aportaba el 60%, Calchines el 30% y la portuaria el 10%. “A más de diez años de la inauguración de la usina privada, ésta abastecía a casi 3.500 domicilios particulares, mientras que la Usina Municipal proveía de energía a casi 4.000 usuarios particulares. Con respecto al alumbrado público, éste era abastecido por la Usina Municipal en un 90% (1.100 lámparas), y entre las dos usinas abastecían a casi 400 abonados a servicio de fuerza motriz (talleres, fábricas, etc.)”, señala el “Atlas”.
La historia marca que la usina de Calchines pasó en 1929 a formar parte del conglomerado conformado por la “Compañía Central Argentina de Electricidad” que operaba en varias ciudades del país. Para ese tiempo, además, se inauguraron obras de ampliación para seguir expandiendo la red. “Para 1935 dependían de la usina municipal concesionada unos 7.000 abonados, en tanto que la usina de la Compañía alcanzaba los 9.000; es decir que en la década 1925-35 la primera había aumentado sus servicios en un 75%, en tanto que la segunda los había aumentado en un 150%”, completa el libro editado por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UNL.
Todo en manos del Estado
Las empresas energéticas pasaron a manos estatales para la segunda mitad del Siglo XX. En 1949, entró en vigencia la ley provincial (3.644) que declaró como servicio público la generación, el transporte y la distribución de la energía eléctrica destinada al uso común. Según se explica en el sitio oficial de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), en los inicios de los ‘60 se creó la Dirección Provincial de la Energía (DPE), que constituye un organismo autárquico del Ministerio de Obras Públicas. Otro año importante fue el ‘81 cuando se unificó el mercado eléctrico santafesino. Cinco años más tarde, se sancionó la ley (10.014) que creó la EPE, casi a 100 años de la inauguración de la primera usina.