«Ellos (los operarios) vieron su propia muerte», dijo ayer el secretario del juzgado donde recayó la investigación judicial del accidente que le costó el miércoles la vida a dos trabajadores mientras realizaban la ampliación de una red cloacal. Para dilucidar el hecho, la causa ya acumula pruebas relevantes: el registro fílmico y fotográfico de toda la secuencia del accidente y el testimonio de dos vecinos.
El expediente está caratulado como «doble homicidio culposo» y lo tramita el juzgado Correccional Nº 5, a cargo de Marisol Usandizaga. El secretario de ese Tribunal, Adrián Orso, dialogó ayer con LaCapital y confirmó que el mismo día del accidente instruyó la filmación y registro fotográfico de toda la secuencia del hecho y de las personas que se encontraban en el lugar.
El expediente promete abrir tanto frentes como responsables formales —directos o indirectos— tiene la obra. Todas las reparticiones del gobierno provincial con injerencia en el proyecto: como la Dirección Provincial de Vivienda y Urbanismo, Aguas Santafesinas S.A y la Unión Transitoria de Empresas (UTE) contratista de la obra, deberán aportar proyectos, planos, nómina de personal a cargo y condiciones técnicas de higiene y seguridad laboral que dispusieron para llevar adelante la intervención.
«Esto pasó en 45 minutos, una hora. Hay que determinar si hubo incumplimientos y falta de previsión. En principio quedó al desnudo una serie de falencias importantes. Ellos (por los operarios) vieron su propia muerte y los únicos que los trataron de ayudar fueron vecinos o curiosos. Hasta lo que sabemos, el obrero que cayó primero solamente tenía una soga alrededor del cuerpo que le habría alcanzado el capataz; y no un arnés, pero hay que esperar las pericias. Además de la contratista están involucradas muchas áreas de gobierno, que deberán aportar informes, como proyectos hidráulicos y planos», amplió Orso.
Una de las primeras pautas que tomó el juzgado es revisar la legislación y disposiciones técnicas. En ese sentido, delegados y abogados del gremio que nuclea a los albañiles (Uocra) le aportaron ayer la reglamentación que se debe tener en cuenta para diagramar trabajos como los que realizaban Ceferino Crespo, de 27 años, en la excavación del pozo de seis metros que se desmoronó; y Julio Lucero, de 54, que intentó rescatarlo. Los dos murieron bajo el lodo que se formó por la rotura de un caño maestro de Aguas Provinciales S.A.
«Mañana (por hoy) analizaremos la filmación y las fotos y tendremos más elementos para ordenar medidas. Hay que determinar si hubo falta de previsión en este hecho; si estaban dadas las condiciones de seguridad laboral, si los operarios contaban con los elementos adecuados para realizar estas tareas (debió instalarse un malacate para sostener a los obreros), la utilización de los arnés, si el caño ya estaba roto o se rompió en ese momento, si se tenía conocimiento de dónde estaba el grifo o llave para cortar el agua, lo cual hubiera impedido la formación de más barro. Son muchos aspectos que tendremos en cuenta», enumeró.
A pesar de la gran cantidad de personas y testigos que vieron el accidente, ayer al mediodía sólo dos personas aportaron su testimonio en la comisaría 30ª, con jurisdicción en la zona.
Las víctimas eran operarios de la Unión Transitoria de Empresas (UTE) Pecam S.A y Del Sol SRL, contratada por la Dirección Provincial de la Vivienda. Ni la empresa ni el organismo oficial habían aportado al juzgado, hasta ayer al mediodía, información técnica muy importante para el esclarecimiento del hecho.
Postales de un barrio consternado y con bronca
Tiene 81 años y 50 en el barrio, se quedó hasta las 2 de ayer parada en la puerta de su casa de Unión y Herrera esperando que retiraran del pozo los cuerpos de Ceferino Crespo y Julio Lucero y apenas durmió unas horas. “Esto es muy doloroso porque los veíamos todos los días. Les dábamos café y agua caliente”, contó Carmen Fanara. Sintetizó, de ese modo, la consternación que se apoderó de los vecinos que llevaban varias semanas conviviendo con los obreros muertos en el accidente del miércoles pasado.
Sin embargo, por sobre la tristeza, ninguno ocultó su indignación. “Trabajan en condiciones terribles, sin botas para el agua ni un baño en condiciones”, bramó Norma Mosich, quien apuntó a las autoridades provinciales: “Ahora dicen que los elementos de seguridad estaban. Les pido, por favor, que no nos mientan”.
Incluso la mujer recordó que pocos días atrás, cuando el barrio se quedó sin agua, habían advertido que “esto podía pasar”. Y enfatizó que “hace meses que estas personas vienen trabajando en condiciones inhumanas por una miseria de 8 pesos la hora”.
“Los metían adentro de esos pozos apenas atados a una soga que agarraban de un árbol y, cuando salían todos mojados, no tenían ni ropa para cambiarse”, agregó Mosich.
Fabián Pereyra tiene 43 años, también vive a pocos metros del pozo en el que cayeron los operarios y asegura que para cuando comenzaron los trabajos en la zona, ya se habían producido hechos similares.
“No es nada nuevo: ya se produjeron situaciones de este tipo en otras cuadras, con la diferencia de que pudieron sacar a los obreros y todos hicieron como que nada hubiera pasado. Como zafaron, nadie le dio importancia”, relató.
Luego advirtió que uno de esos hechos se registró entre Castagnino y Vila, a dos cuadras del accidente del miércoles. Pereyra también cuestionó los elementos de seguridad: “Aunque tuvieran los arneses puestos, nadie puede pensar que una simple soga puede sostener a una persona adentro de un pozo de 6 metros que, lleno de agua, es un pantano”.
Vecinos, curiosos y algunos automovilistas de paso que se topaban con el vallado y el cartel de “Prohibido pasar” no dejaron de detenerse frente al pozo. La decena de obreros que llegó al lugar para instalar barreras mantuvo un silencio inquebrantable.