Un simulacro de accidente en la Química del Nalón moviliza a más de 200 personas, entre bomberos, Policía Local, Guardia Civil, voluntarios y personal sanitario.
COLABORACIÓN. Los sanitarios asisten a una supuesta víctima, mientras Bomberos de Oviedo continúa con el rescate en medio de la nube ‘tóxica’. / MARIO ROJAS
Los accidentes, aunque sean premeditados como el de ayer, siempre provocan incertidumbre. Por eso, Trubia vivió una anómala jornada que sacó a la localidad de su tranquilidad a golpe de sirena. El gran acontecimiento fue un simulacro que sirvió de prueba para la activación del Plan de Emergencia Exterior por accidente industrial. La Química del Nalón fue el escenario: todo estaba orquestado, pero las llamas eran reales y los 200 miembros de los sistemas de emergencia que participaron en la operación sudaron como en cualquier otra actuación.
‘Aparcamiento del simulacro’, anunciaba un cartel que presidía un solar, a la entrada de la fábrica. Quizá por eso, porque todos sabían que se trataba de una prueba, la presencia policial no retuvo en sus casas a los muchos vecinos que quisieron ver la supuesta nube tóxica que iba a recorrer sus calles.
A las diez en punto de la mañana, como marcaban las previsiones, una explosión azotó la Química del Nalón. El fuego rápidamente creó una gran nube de humo: el mismo efecto que habría provocado la rotura de una conducción de naftalina, con su correspondiente incendio.
Como manda el protocolo, los bomberos de la propia fábrica se pusieron manos a la obra, aunque sintieron sobre sus espaldas el peso de un equipo de 30 kilos que no están acostumbrados a cargar. Los voluntarios de Trubia ayudaron, aunque desde fuera. Tuvieron que esperar la llegada de los profesionales.
Los primeros en aparecer fueron los miembros del equipo de Bomberos de Asturias, quienes comenzaron a trabajar en la extinción del fuego apenas 16 minutos después de recibir la llamada de auxilio. El peso de la operación recayó sobre ellos -Trubia es su jurisdicción- y fueron sus hombres los que vistieron, ayudados por dos compañeros, el pesado y complicado traje que les protegería de los componentes químicos liberados. Desde ese momento, tuvieron 40 minutos de oxígeno para lanzarse al incendio, sofocarlo y rescatar a los heridos. Les sobró tiempo.
Accesos cortados
Más tarde, llegó el apoyo del 112 Asturias, helicóptero incluido, que prestó una valiosa ayuda a sus compañeros. Por ley, los efectivos de La Morgal deben participar en estas emergencias. La Policía Local de Oviedo y La Guardia Civil cortaron los accesos a la fábrica e intentaron que la nube no afectase a los habitantes de la localidad. Además, se desplazaron hasta el colegio de Soto, el instituto de Trubia, la Fábrica de Armas, el consultorio periférico y la estación de Feve, para desalojarlos en caso de que fuese necesario.
Varias Uvi móviles y un hospital de campaña, en el parque de la calle Aranjuez, sirvieron a los que interpretaron a las víctimas para entrar en calor. «Ha salido muy bien, pero hay algunos errores que debemos pulir. Tenemos que pensar que cuando los accidentes son reales, las cosas no suelen salir tan rodadas», resumió el director general de Seguridad Pública, Ramón Argüelles. «Ojalá siempre hubiese ‘catering’ al acabar», bromearon algunos bomberos.
AIDA COLLADO/OVIEDO