Enfermedades de oficina: qué son y cómo prevenirlas

Los telemarketers, contadores, abogados, administrativos y hasta ejecutivos de empresas sufren de al menos diez dolencias por las características y condiciones de sus trabajos, que causan ausentismo laboral pero también dañan la salud. Qué hacer para evitarlas.

Si alguien encuestara a sus compañeros de trabajo sobre qué dolencia los afecta más y faltan a su empleo, es probable que sus colegas citen indisposición, malestar, gripe. Sin embargo, el 55% de los casos notificados en 2004 corresponden a enfermedades del oído, como hipoacusia o sordera.

Así lo mostraron los resultados de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Este registro es oficial y tiene asentados unos 8 mil casos de enfermedades profesionales y esto incluye a los trabajadores de fábricas, ingenios, compañías químicas, construcción y otros trabajos que tienen riesgos.

No obstante, hay una lista de unas 10 o más patologías que claramente afectan a los trabajadores con un aparente empleo de riesgos menores, como un administrativo de una empresa, un ejecutivo, un telemarketer, un vendedor o encargado de un comercio, una promotora, un contador.

La lista negra comienza con migrañas, dolores de cabeza, dolor de espalda, columna, contracturas, hasta llegar a trastornos en las articulaciones, como tendinitis, bursitis, o en los ojos, como el síndrome de ojos secos.

«Todas estas afecciones están relacionadas con las condiciones de trabajo. Cuando existe una carga física acentuada pueden aparecer los trastornos de columna, las posiciones viciosas, las tendinitis y tenosinovitis, que son la expresión de los movimientos que lleva trabajar con el mouse», detalla a Infobae.com Federico Marcó, ex presidente de la Sociedad de Medicina del Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, y actual director ejecutivo de la Asociación Latinomaericana de Salud Ocupacional.

Aunque son consideradas menores y algunas, obviamente, no aparecen en el listado de las enfermedades profesionales para la ley, son pequeños trastornos que afectan la calidad del trabajo y de vida para el empleado. Para el empleador, son síntomas de ausentismo laboral.

Según el Centro del Dolor de Cabeza de Buenos Aires, esta afección puede llegar a ser incapacitante y por esta dolencia, un empleado pierde de uno a cuatro días al año de trabajo.

Otra dolencia frecuente es el dolor de espalda, las contracturas en el cuello y una sensación de dolor profundo en la cintura.

Ocho de cada diez personas padecerán dolor de espalda en algún momento de sus vidas. En general, la lumbalgia – el término médico – es difícil de solucionar.

Un estudio realizado por la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda mostró que más de un tercio de los pacientes con lumbalgia sigue con la dolencia tras dos meses de tratamiento.

Encima, de los afectados a los que se les da la baja laboral, el 79% sigue sin asistir al trabajo durante los 14 días después, según muestra el estudio, que fue publicado en la revista BioMed Central.

El personal que pasa muchas horas frente a una computadora puede lograr una disminución de la vista, síndrome de ojo seco o, sin ir más lejos- un simple cansancio ocular.

El hecho de estar concentrado en el trabajo puede hacer que el empleado comience a pestañear cada vez menos, lo que produce, a su vez, dolor de cabeza y malestar. En cambio, los trabajadores que están expuestas a un oficina con poca luz, humo, contaminación ambiental, pueden sufrir el síndrome de ojo seco, que es la ausencia de lágrimas que lubrican la vista. Como hay dos tipos de lágrimas -las lubricantes y las de reflejo-, la irritación del humo, la mala circulación de aire o el frío pueden hacer que aparezcan lágrimas que, curiosamente, no son las lubricantes, por lo que el problema y el cansancio persisten.

Por último, pero no menos importante, el personal que atiende al público sufre de dolencias en las piernas como várices, edemas, celulitis, aunque estas tres no están consideradas como enfermedades profesionales.

La llegada del «estoy quemado» o el burn out

«Hoy debemos considerar afecciones que no son profesionales porque no estan en el listado pero que ocupan un importante lugar en la casuistica de ausentismo y que responden a los riesgos psicosociales», añade Marcó, experto en medicina del trabajo.

Entre las afecciones que menciona el especialista está el mobbing, o acoso moral, que puede sumir a la víctima en una profunda depresión.

La otra es el burn out, tambien llamado «síndrome de agotamiento profesional», una evidente manifestación de estres laboral y tampoco aparece en la lista de enfermedades profesionales.

El estar quemado aparece como un cansancio general y desgaste emocional, hay una desvitalización y empeora la relación con los otros con actitudes de irritabilidad, agresividad, impaciencia, cinismo, suspicacia e intolerancia. Otros síntomas y consecuencias del burn out: pérdida del sentimiento de competencia e idoneidad profesional, desmotivación, pérdida de la autoestima laboral, deserción y abandono de tareas.

Cómo prevenir algunas enfermedades del trabajo

Todas las afecciones relacionadas con el trabajo pueden ser minimizadas con tareas y cambios preventivos.

«Para aplicar medidas de prevención es necesario tener conocimiento de que algo sucede», señala Federico Marcó.

El segundo paso es reducir los riegos: por ejemplo, poner una mejor iluminación en la oficina, abrir las ventanas para mejorar la ventilación y evitar que los escritorios sean un caldo de cultivo para la gripe o resfríos. El escritorio y las sillas deben tener una altura necesaria que evite la inclinación de la columna hacia delante, lo que genera una mala postura y lumbalgias. Para los movimientos repetitivos, como el del mouse, hay teclados y ratones ergonómicos. Para mejorar la vista, un protector de pantalla ayuda a reducir el impacto lumínico. Asimismo, el uso de un protector solar es importante, para evitar el envejecimiento celular.

«Es importante tener pausas en el trabajo diario», observa el experto en medicina laboral. Esa pausa hace que el empleado estire las piernas, evite calambres, dolores de cabeza y se despeje. Muchas de las prácticas no requieren más que de un cambio de hábitos y pequeñas inversiones en las oficinas.

Por Denise González Eguilior
Infobae.com

Fuente: www.infobae.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.