A la 1.35 de la madrugada de hoy falleció Ezequiel Ferreira, el niño de tan sólo seis años, víctima del trabajo infantil y de la perversidad de la empresa y la connivencia de gobiernos más preocupados en sesiones de diputados, presupuestos, pagos de deuda, nuevos anuncios y más anuncios engañosos.
El niño, como lo decimos en la nota del 8 de noviembre pasado, es uno de los aproximadamente dos millones de niños que trabajan en nuestro país. Si bien suena fuerte estaba esclavizado por una empresa: la Avícola Nuestra Huella, manipulando guano, sangre de las gallinas y venenos con elementos cancerígenos.
La empresa pone a trabajar en estas zonas de riesgo porque hay que cumplir con los topes de producción que imponen a las familias trabajadoras, donde padres, adultos, mujeres, adolescentes y niños se suman a lograr esa cuota de producción perversa que les exigen, donde los controles no existen y donde los funcionarios hacen la vista gorda.
En el comunicado del día de la fecha de La Alameda sostienen que: Las maestras de la escuela de Ezequiel, ya habían advertido que el niño se dormía cuando iba a clase, hasta que a finales de septiembre se desmayó y fue llevado de urgencia a una clínica de Pilar. Durante semanas nadie tuvo noticias de él. La empresa prohibió terminantemente a los padres hablar del tema con sus compañeros de trabajo. Y logró la manera de modo muy simple: convenciendo a los padres que si algo le pasaba a Ezequiel ellos serían penalmente responsables e incluso les quitarían la tenencia de sus otros hijos y ofreciéndoles a cambio de su silencio, la atención médica del niño y eventualmente una suma de dinero en caso que hubiera un desenlace fatal. Paralizados por el miedo y la desesperación, los padres aceptaron el chantaje y se llamaron a silencio.
Por ello se conoce que luego de la Clínica de Pilar se derivó a la Clínica del Centro de La Plata donde se le detecta el tumor cancerígeno en el cerebro y desde esa clínica es trasladado a la Clínica Laferrere, provincia de Buenos Aires, donde la intervienen quirúrgicamente, de esta clínica y con la reducción parcial pero muy delicado el estado de salud del niño, se lo traslada a la Capital Federal, al Centro Gallego, allí permaneció internado en Terapia Intensiva, su tumor siguió el desarrollo inexorable, según la información y, sobrevino la muerte del pequeño trabajador, cabe aclarar que en esta clínica también fue operado.
En el comunicado de La Alameda y el MTE sostienen que se toma contacto con la realidad cercano a las 21 horas. Ya que: «su estado de salud desde hace días era un secreto guardado entre siete llaves por la empresa que quería evitar a toda costa que se indagara acerca de las causas que lo llevaron a esa situación terminal».
Haciendo historia de la explotación infantil
El pequeño Ezequiel proveniente de la provincia de Misiones fue reclutado junto a su familia a fines del 2007, la presidente de la empresa Nuestra Huella es Alejandra López Camelo, estos reclutadores cobraban 2.500 pesos por cada familia, afirman en el comunicado.
Dejar la pobreza de Misiones con un trabajo estable y una casa segura, donde los niños podrían crecer en el campo y junto a la naturaleza, les prometían. La generosidad estaba en decirles que los costos de traslado los pagaba la empresa. Por eso, entre la pobreza miserable y la estabilidad no había para pensar.
Luego en el comunicado afirman: Al llegar a la granja «La Fernández», la situación distaba mucho de lo prometido. Al padre lo pusieron a cargo de uno de los galpones, donde debía juntar miles de huevos por día, remover guano, juntar la sangre y distribuir el veneno. El tope de producción que le imponía la empresa era imposible de cumplir sin involucrar al resto del grupo familiar, lo cual era estimulado por los capataces de la empresa. Y si ese tope no se cumplía, se corría el riesgo de quedar sin trabajo y en la calle, esta vez a miles de kilómetros del lugar de origen y los conocidos. Además, la familia debía pagar la «deuda» que habían contraído por el traslado a Buenos Aires. Fue así que primero la esposa y luego los niños comenzaron a involucrarse en esas jornadas infernales de producción en el galpón. Lo mismo pasaba en los galpones vecinos, donde ya estaba naturalizado que todos los grupos familiares trabajen a destajo, pero sólo para conformar el salario del padre, un salario más bajo que el de un peón rural».
Esto no es nuevo, lamentablemente, son cientos las familias que viven en condiciones de esclavitud, en este caso en las tareas agrícolas, pero también en textiles y otras en nuestra propia ciudad de Buenos Aires.
Estas granjas se encuentran, unas 70, en Pilar, Zárate, Campana, Exaltación de la Cruz y en Córdoba, donde los niños trabajan, son explotados.
Luego la denuncia de La Alameda dice: Esas granjas son propiedad de «Nuestra Huella», una empresa que gozaba de prestigio y liderazgo en el mercado avícola y que tenía clientes poderosos como Wall Mart y Carrefour, hasta que comenzó a conocerse su costado más oscuro: trabajo esclavo e infantil, alambrados electrificados, trata y tráfico de personas.
Y continúa afirmando: Las horas y horas de filmación de trabajo infantil durante el 2008, 2009 y 2010, la granja allanada con la gente esclavizada y la alambrada electrificada, las 30 granjas de la empresa donde el Ministerio de Trabajo constató fehacientemente trabajo infantil en Nuestra Huella, los más de cuarenta testimonios de víctimas de la empresa, las filmaciones de las persecuciones y los intentos de sobornos a los denunciantes, los datos precisos de los reclutadores, nada, absolutamente nada fue suficiente para que la Jueza Graciela Cione (Garantías en lo Penal de Campana) y Adrián Charbay (Federal II de Zárate y Campana) se dispusieran a impartir un mínimo de justicia en las causas que tramitan por reducción a la servidumbre y trabajo infantil y trata laboral y trafico de personas respectivamente. Quizás el hecho de que la presidente de la empresa, Alejandra López Camelo, sea prima hermana del intendente de Pilar, Humberto Zúccaro, cuñada del Secretario General de UATRE local Jorge Herrera y que el ex intendente de Pilar, Sergio Bivort, sea el abogado de la firma, expliquen un poco acerca del manto de impunidad que rodea la empresa».
Hoy los costureros de La Alameda y el MTE realizaron una movilización a los juzgados penales de Campana para exigir justicia por Ezequiel y los 200 chicos que viven y trabajan en esa empresa, aún no sabían que el pequeño había fallecido.
Como corolario de esta barbarie, la empresa quiere trasladarlo rápidamente posiblemente puedan querer cremarlo o sacarlo de la exposición judicial. Son hipótesis que pueden tener un viso de veracidad…
La explotación infantil, el trabajo infantil es aberrante, pero en este doloroso caso ha asesinado.
El límite de toda tolerancia está en los niños, ellos no deben soportar la ignominia de trabajar, enfermarse, morir y como final desaparecer su cuerpo o las pruebas que pongan en evidencia a los responsables del trabajo infantil.
Cuando decimos responsables están todos con las manos ensangrentadas: gobiernos y patronales, unos porque constatan pero omiten deliberadamente y otros porque explotan sin compasión, no la conocen.
Elena Luz González Bazán (especial para ARGENPRESS.info)
Fuentes: Comunicado La Alameda y MTE.