El trabajo es para la vida, aún en tiempos de crisis

Con ocasión del 28 de abril, Día Internacional por la Seguridad y Salud en el trabajo

El 28 de abril se celebra el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, fecha y celebración que nos debe recordar y hacernos conscientes de que el trabajo no puede ser un perjuicio y daño para la salud, sino todo lo contrario, una fuente de vida y desarrollo. Sin embargo, el sistema económico vigente ha considerado y considera el cuidado de la vida y salud de los trabajadores como un coste «difícil de soportar», como una traba o rigidez que entorpece el sistema productivo.

El capital mundial (Mammon), el dios del enriquecimiento ilimitado de unos pocos, hace tiempo que ha impuesto por todo el mundo su implacable ley, la competitividad: máximo beneficio con el mínimo coste, es decir, menos trabajadores, menos estabilidad, menor salario, mayores jornadas y ritmos, y, por su puesto, disminución del cuidado y atención de la seguridad y salud de los trabajadores.

Los datos año tras año son contundentes y escandalosos: 2.300.000 personas víctimas de accidentes y enfermedades laborales (6.300 cada día). En España cada día 2 trabajadores mueren por accidente laboral, 14 sufren un accidente grave y 44 son víctimas de una enfermedad laboral. En los últimos diez años han muerto en accidente de trabajo 11.522 trabajadores y trabajadoras (y habría que multiplicar por 15 esta cifra si tenemos en cuenta las personas que mueren por enfermedades a causa del trabajo). La bajada de las cifras de siniestralidad en nuestro país en los últimos años no es debida tanto a la mejora de las condiciones de salud y seguridad como al importante descenso de la actividad productiva y del empleo. De hecho, la última reforma laboral ha traído mayor dureza del tratamiento de las bajas por enfermedad laboral. Muchos trabajadores y trabajadoras acuden enfermos al trabajo para evitar represalias o pérdida de salario.

La situación global en el mundo es muy preocupante en los países empobrecidos y también en los países del Norte. Especialmente llamativa es la penalización de la maternidad, donde cada vez más mujeres trabajadoras deben elegir entre ser madres o el puesto de trabajo.

Desde la HOAC y la Pastoral Obrera de Ciudad Real queremos afirmar con rotundidad que esta realidad ni es humana ni es cristiana, y no podemos acostumbrarnos ni aceptarla como natural e inevitable. Como dice la Doctrina Social de la Iglesia: El derecho a un ambiente de trabajo y a procesos productivos que no comporten perjuicio para la salud de los trabajadores es un derecho fundamental de las personas (Compendio DSI, 301). El primer fundamento del valor del trabajo es la persona, su sujeto; la persona siempre debe ser lo primero en el trabajo y a ella debe subordinarse todo lo demás (Juan Pablo II, LE,6).

Aprovechamos para hacer una llamada a toda la sociedad y a la comunidad cristiana para crecer en responsabilidad y compromiso ante este doloroso problema. También nos unimos a todas aquellas organizaciones sociales, políticas e instituciones que luchan y trabajan para que la persona sea el centro y fin principal de la actividad productiva, frente a este sistema económico inhumano que hace de la vida de las personas y de las familias pura mercancía.

Fuente: www.lacomarcadepuertollano.com

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