El director de Inspección de la Municipalidad, Gregorio Ramírez, confirmó ayer que el depósito de garrafas que explotó el jueves por la mañana en Anchorena 39 «no contaba con ningún tipo de habilitación municipal porque funcionaba en la parte trasera de una vivienda…
El director de Inspección de la Municipalidad, Gregorio Ramírez, confirmó ayer que el depósito de garrafas que explotó el jueves por la mañana en Anchorena 39 «no contaba con ningún tipo de habilitación municipal porque funcionaba en la parte trasera de una vivienda sin ninguna indicación ni cartelería».
Además, ayer se conoció el fallecimiento del dueño del comercio, un hombre de 45 años que había quedado muy malherido tras la explosión y que terminó perdiendo la vida en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca).
La explosión se produjo a primera hora del jueves, en Anchorena 39, cuando Daniel Grande se disponía a comenzar la jornada de trabajo.
Bomberos y Defensa Civil trabajaron dos horas en controlar el fuego posterior a la explosión y si bien aún restan las pericias técnicas de Bomberos, la principal hipótesis apuntaba a la explosión de uno de los contenedores de gas de 15 kilogramos, que voló por completo el techo del lugar.
El dueño del comercio ingresó al Heca con el 70 por ciento del cuerpo quemado y aunque permaneció unas horas con asistencia mecánica respiratoria, falleció esa misma noche.
Sin permiso. El lugar siniestrado era un depósito de garrafas de gas licuado que si bien era conocido en el barrio desde hace por lo menos 15 años, no contaba con ningún tipo de habilitación municipal.
Así lo confirmó ayer el responsable de Inspección de la Municipalidad y detalló que «el comercio funcionaba detrás de una vivienda familiar y no había ningún indicador y cartel que señalara la presencia de un depósito de esas características».
El funcionario recalcó «la importancia de las medidas de seguridad en este tipo de lugares» y explicó que «si bien los requerimientos varían de acuerdo al rubro para el cual se solicita la habilitación, en todos los casos se entrega la normativa vigente, los requerimientos y recién es habilitado una vez que los técnicos municipales verifican que todas las condiciones de seguridad están cumplimentadas».
Una preocupante saga
El director de Inspección municipal, Gregorio Ramírez, no ocultó ayer su “preocupación ante los sucesivos accidentes e incendios que se vienen produciendo”; y si bien admitió “la obligación del Estado en hacer los controles”, también se refirió “a la responsabilidad de los empresarios”. A la explosión que se produjo el jueves en el depósito de garrafas de zona sur se sumó esta semana la de una caldera en una tintorería céntrica, y el funcionario también se refirió al incendio de la fábrica de colchones de Ludueña que se produjo en junio.
“No ocultamos nuestra preocupación ante este tipo de siniestros que se repiten, y por eso apelamos a la responsabilidad empresarial y civil que existe sobre estas situaciones”, aseguró el director de Inspección.
Más allá de los requerimientos de cada rubro en particular, Ramírez explicó que “ya se comenzó a trabajar con comerciantes y empresarios”, y el primer paso se dio con los titulares de comercios de calle San Luis y se avanzará con otros sectores de la ciudad.
“Esa es una zona donde hay galpones, materiales inflamables, las salidas de emergencia están obstruidas y las instalaciones eléctricas no son las adecuadas”, detalló Ramírez, y agregó: “Ahora ponemos el ojo en estos establecimientos y el objetivo no es perjudicar los puestos de trabajo, sino que se tome conciencia de la necesidad de cumplimentar con todas las medidas de seguridad”.