Murió el obrero que cayó en un pozo en Burzaco

La víctima, que sobrevivió con oxígeno y suero, había sido socorrida por los bomberos luego de dos horas y media de trabajo.

Un obrero murió hoy luego de quedar durante casi dos horas atrapado en el fondo de un pozo de ocho metros en la localidad bonaerense de Burzaco, donde las dramáticas tareas de rescate no bastaron para salvarle la vida.

La muerte del operario, cuyo nombre fue mantenido en reserva, fue confirmada por portavoces del Hospital Lucio Meléndez de Adrogue, quienes aseguraron que el hombre llegó sin vida al centro asistencial.

El operario estuvo casi dos horas en el fondo del pozo, donde quedó atrapado a causa del desmoronamiento de una de sus paredes.

Durante las tareas de rescate, el hombre recibió suero y oxígeno que le sumnistraron los socorristas desde la superficie.

El accidente se produjo en la localidad bonaerense de Burzaco, en el sur del conurbano bonaerense y el obrero, una vez rescatado, fue trasladado al hospital Lucio Melendez de Adrogué, donde su muerte fue confirmada pasadas las 19.

Los portavoces del centro asistencial dijeron que ignoran si el fallecimiento se produjo cuando el obrerto estaba todavía en el pozo o durante el traslado, pero aseguraron que al hospital llegó cadáver.

El accidente ocurrió a las 17 en la esquina de De María y Azopardo de Burzaco, en el partido de Almirante Brown.

Una dotación de bomberos Voluntarios de Adrogué llegó de inmediato para rescatar al obrero que quedó semitapado por la tierra en la profundidad del pozo.

Cuando aún permancía con el cuerpo enterrado, el obrero recibió oxígeno y suero por parte de los socorristas que llegaron hasta el lugar.

Tras tomar las medidas de prevención necesarias y en una tarea que se realizó con luz artificial, los bomberos completaron el rescate del cuerpo minutos antes de las 18.30.

El obrero trabajaba en el desagote del pozo cuando se produjo el derrumbe de una de las paredes de tierra y no pudo salir, por lo que los vecinos y sus compañeros de trabajo llamaron a los bomberos.

Fuente: www.infobae.com

Murió al quedar atrapado en una máquina dosificadora de trigo

Juan Manuel Escaglia falleció en Chivilcoy tras sufrir un accidente en su establecimiento molinero.

El accidente ocurrió en los primeros minutos de hoy en un establecimiento molinero de harina. El operario fue encontrado con su ropas sujetas a la maquinaria, las que se habían enrollado en el cuello provocándole fractura de vértebras.

En la comisaría interviniente se instruyeron actuaciones por «muerte por accidente», caso que quedó a disposición de la fiscalía II de los tribunales de Mercedes, según informó la agencia DyN.

Fuente: www.infobae.com

Un obrero herido al derrumbarse una losa en una estación de servicio de Villa Elisa

Un obrero resultó herido hoy al derrumbarse una losa del techo de una estación de servicio de la localidad de Villa Elisa, en el partido de La Plata.

El caso ocurrió esta mañana, cuando cinco trabajadores de una empresa contratista realizaban tareas de demolición, a cinco metros de altura, en una parte de una estación de servicio Esso ubicada en las calles Arana y Camino General Belgrano.

Por causas que se investigan, se derrumbó la losa del techo que hirió a uno de los trabajadores, identificado como Pedro Guillani, de 35 años.

El obrero fue rescatado por Bomberos de Villa Elisa y trasladado al hospital San Roque de Gonnet, donde se constató que el trabajador había sufrido politraumatismos.

Fuente: Diario Clarín

El próximo jefe de Chrysler fija nuevos rumbos desde la planta en México

SALTILLO, MEXICO. Tom LaSorda es una rareza entre los altos ejecutivos de las automotrices estadounidenses: pasó de las líneas de montaje a las filas directivas. Recién designado presidente ejecutivo de Chrysler Group, LaSorda enfrenta ahora el reto de demostrar que las plantas sindicalizadas de Estados Unidos pueden cerrar la brecha de costos y eficiencias que tiene con las fábricas de rivales asiáticos y europeos que operan en Norteamérica con una fuerza laboral no sindicalizada.

En este momento, el panorama es sombrío. Las operaciones estadounidenses de General Motors Corp. y Ford Motor Co. sufrieron pérdidas sustanciales en el segundo trimestre, en parte por los elevados costos de seguro médico y de «legado», como pensiones e indemnizaciones para miembros sindicales despedidos.

Pero Chrysler fue rentable durante el primer semestre, gracias a algunos automóviles nuevos que vendieron muy bien y las altas ventas de su nuevo motor «Hemi» V-8, producido en la planta de Saltillo, México. La unidad Chrysler, la más grande de DaimlerChrysler en términos de ingresos, ha generado en lo que va del año US$ 796 millones en «ganancias operativas», término empleado por la empresa. LaSorda espera que Chrysler mejore los ingresos en 2006.

Pero esas ganancias son 3% menor que las del año anterior y el margen de ganancia operativa de Chrysler es 2,6%, o unos US$538 por vehículo, muy por debajo de los márgenes que obtienen rivales como Toyota Motor Corp. y Nissan Motor Corp.

«Si sacamos US$ 1200 o US$ 1400» en cada vehículo por los costos de legado, dice LaSorda, «nos queda un buen número».

En vez de ello, LaSorda tiene que recortar los costos de ingeniería y de fabricación, pero sin afectar la calidad o seguridad de los vehículos.

El ejecutivo, de 51 años, es conocido en los círculos automotrices por apoyar la «producción ligera», el eficiente sistema de fabricación conocido también como el Sistema de Producción Toyota. Ese método ha sido estudiado e imitado durante años por las grandes automotrices de EE.UU.

LaSorda se unió a Chrysler en 2000 luego de una carrera de 23 años en General Motors. Bajo un plan de sucesión anunciado en julio, LaSorda asumirá la presidencia ejecutiva de Chrysler el 1 de enero, cuando el actual presidente ejecutivo Dieter Zetsche se mude a Alemania para remplazar a Jürgen Schrempp, como presidente de DaimlerChrysler.

En los últimos tres años, Chrysler mejoró su productividad de fabricación en 19%, el nivel más alto entre los fabricantes de automóviles de Norteamérica, según un estudio de Harbour Consulting. Ahora LaSorda quiere avanzar al siguiente nivel con lo que él llama «producción inteligente». Esto significa reorganizar la forma en que la fábrica opera para construir múltiples modelos en una línea a costos menores.

«Tenemos flexibilidad de producto», dice. «Ahora necesitamos flexibilidad de mano de obra.» Ello significa entrenar a los trabajadores para hacer más tareas, dice, y asumir una mayor responsabilidad para eliminar tiempo y esfuerzos perdidos.

Un anticipo de lo que LaSorda quiere de Chrysler se encuentra en la planta de ensamblaje de camionetas en Saltillo, ubicado en el norte de México. Aquí los trabajadores ganan entre US$ 5 y 6 por hora, frente a los US$ 26 en EE.UU. Han adoptado un sistema de equipos de trabajos autodirigidos. Entre 10 a 12 trabajadores se ocupan de un conjunto de tareas y herramientas, incluyendo mantenimientos específicos, control de calidad, productividad y trabajos de seguridad.

Cada ciertas horas, los trabajadores se rotan entre las distintas tareas. Se fomenta que los empleados encuentren maneras de reducir el tempo y esfuerzo perdidos, y si lo hacen, aquellos cuyas tareas son redundantes, son asignados a otras labores, dice Roberto Gutiérrez, jefe de fabricación para las operaciones mexicanas de Chrysler. La producción de Saltillo ha aumentando de 30 a unos 38 vehículos por hora sin necesidad de contratar a más gente o pagar horas extras, dice.

Hace un año, LaSorda convocó a sus jefes de fabricación a una reunión en Saltillo. «Pasamos un par de días aquí en las plantas y preguntamos: ‘¿Qué planean hacer?’.» Ahora, agrega, muchas de sus plantas en EE.UU. están moviéndose en esa dirección.

LaSorda reconoce que no es fácil. Al principio, algunos trabajadores en EE.UU. se resistían a rotar labores cada dos horas. Los supervisores tenían nuevos roles, actuando como entrenadores de los jefes de grupo que eran miembros del sindicato.

Pero LaSorda dice que reorganizar a los empleados en grupos no significa que Chrysler necesite menos supervisores. Cuando llegó a Chrysler, creó suficientes puestos de supervisores para garantizar una proporción de un supervisor por cada 30 a 35 trabajadores.

Las plantas automotrices son a menudo lugares beligerantes y LaSorda ha desarrollado un olfato para detectar cuándo los subordinados no se desempeñam según lo esperado.

A mediados de los 90, LaSorda era jefe de planta en una fábrica de Alemania del Este de GM. «Era un fanático de la disciplina», recuerda. Cuando unos trabajadores de la planta le aseguraron que limpiaban debajo de unos estantes dos veces a la semana, escribió su nombre y la fecha en un pedazo de papel y lo tiró debajo de un estante. Una semana después los trabajadores le volvieron a asegurar que limpiaban dos veces a la semana. Él recogió el papel y se los mostró. «Me indigné», recuerda.

Al visitar una planta, dice, «nunca sigo la ruta de visitantes». En vez de ello, se pasea en busca de peligros de seguridad o prácticas pobres. En una visita a una planta encontró una sala que era un «desorden absoluto», con condiciones que violaban las reglas de seguridad de la compañía, dice LaSorda.

«Enfrenté al hombre y le dije de una forma no muy amigable, ‘esta cueva se limpia o voy a cerrar esto’», recuerda.

Pero LaSorda claramente se deleita ante la vista de un nuevo vehículo saliendo de la línea de ensamblaje. Durante una ceremonia la semana pasada en una fábrica de camiones de Chrysler en Saltillo, LaSorda manejó un armatoste Dorge Ram Mega Cab rojo hacia una plataforma, en medio de juegos pirotécnicos y humo.

Unos mil trabajadores vestidos con camisetas caqui con logos de Ram Mega Cab dieron vivas cuando LaSorda, con la misma camiseta, salió con una sonrisa y saludando. Un pequeño discurso en el que halagó a Saltillo como «una de las plantas más flexibles» fue respondido por un cántico de «¡México! ¡México!» de la audiencia.

«Amo días como éstos», dice LaSorda.

Por Joseph B. White
The Wall Street Journal

Fuente: Diario La Nación

Dos obreros de Venado sufrieron una descarga eléctrica de 13 mil voltios

Cables peligrosos. A 24 horas del trágico derrumbe en Funes otra vez la fatalidad en una obra en construcción.
Manipulaban una chapa que tomó contacto con cables de alta tensión. Recibieron graves quemaduras.

Venado Tuerto. A menos de 24 horas de ocurrido un derrumbe en una estación de servicios de Funes, con el lamentable saldo de un operario muerto y tres heridos, otra vez la fatalidad tocó a la puerta del sector de la construcción. Esta vez en Venado Tuerto, donde dos obreros recibieron una descarga de 13 mil voltios cuando maniobraban con una chapa sobre un andamio y, aparentemente, ésta tomó contacto con cables de alta tensión.

Los infortunados trabajadores fueron trasladados al Centro del Quemado del Sanatorio Británico de Rosario y pese a que se encontraban compensados al momento del traslado, el estado era de suma gravedad. El hecho se registró a media mañana de ayer en la intersección de las calles Santa Fe y Aufranc, donde se levanta un templo evangélico.

Los heridos fueron trasladados por los Bomberos Voluntarios al hospital Alejandro Gutiérrez y de allí fueron derivados a Rosario como consecuencia del grave estado en el que se encontraban.

Varios eran los operarios que estaban colocando el techo del templo, aunque los damnificados fueron dos. El que manipulaba la chapa y la acercó hasta los cables de alta tensión y uno que estaba al lado. Un tercero sufrió heridas, pero no por la descarga sino por la caída desde el andamio, aunque no reviste gravedad alguna.

Los pesquisas están investigando si los operarios tocaron los cables con una chapa y eso produjo el accidente, o si en el lugar había un cable que hizo contacto y descargó la energía a través de la chapa. No descartan tampoco que los operarios ni siquiera hayan tocado los cables y, en cambio, el contacto se haya producido con el arco voltaico, es decir a pocos centímetros del cableado de alta tensión.

Todo está sujeto a investigación aunque ésta última hipótesis es la que manejan los bomberos venadenses. Otros dos que estaban en la superficie no recibieron ningún tipo de heridas aunque observaron atónitos cómo sus compañeros sufrían la poderosa descarga eléctrica. En rigor llevó varios minutos rescatar los cuerpos de los desafortunados obreros, aunque el denodado esfuerzo de los bomberos culminó exitosamente.

Uno de los muchachos, Raúl Rivero (27), «tenía graves quemaduras en más de la mitad del cuerpo cuando ingresó al hospital, aunque se logró estabilizarlo. Se le colocaron dos vías de hidratación y los médicos de cirugía debieron hacerle otra vía central», explicó la médica de guardia del nosocomio provincial, Margarita Stortini.

La facultativa comentó que «en estos casos lo grave son las heridas internas que provoca la descarga en la parte de nervios y de tejidos. En general no se ven grandes ampollas por fuera ni nada de eso, pero lo más importante es la gran precipitación de proteínas por el daño que produce».

Rivero fue el operario que recibió la peor parte y por eso fue derivado en primer lugar a Rosario tras recibir las atenciones primarias en el hospital Gutiérrez. Su estado era de gravedad y fue trasladado en compañía de un médico.

Horas más tarde fue derivado el segundo herido, David Forglas (27), quien también recibió quemaduras de consideración, aunque en menor escala. «Desde Venado Tuerto salieron estabilizados pero no están fuera de peligro», explicó la profesional médica.

Cuadro dantesco
Los operarios de la empresa constructora Mercon no salían de su asombro ante el cuadro dantesco que se presentaba ante sus ojos. Es que la descarga sufrida por los dos trabajadores se notó rápidamente en el cuerpo de los accidentados. Uno de ellos tenía grandes quemaduras en todo el cuerpo y su piel estaba literalmente «negra».

La descarga eléctrica se extendió por todo el cuerpo a diferencia del segundo operario que estaba de rodillas trabajando. «En este caso se puede decir que la descarga llegó hasta las rodillas ya que en ese lugar estaba el orificio de salida de la corriente eléctrica», explicó un testigo.

Carlos Walter Barbarich / La Capital

Fuente: Diario La Capital

Derrumbre en una construcción en Palermo

El accidente se registró en Billinghurst 1342. El trabajador, que cayó en una fosa, fue rescatado por bomberos.

Un obrero fue rescatado esta tarde sano y salvo de una fosa en la que había caído cuando cumplía tareas en un terreno del barrio porteño de Palermo, informaron fuentes policiales.

Los voceros señalaron que el accidente se produjo esta tarde en un terreno ubicado en Billinghurst 1342, Palermo, donde los obreros cavaban una fosa.

Allí se produjo un desmoranamiento de tierra que provocó la caída de uno de los trabajadores, rescatado luego por bomberos.

Fuente: www.infobae.com