Alteraciones del sueño

Los turnos de trabajo que cubren las 24 horas alteran los ritmos naturales del sueño. Las consecuencias.

El trabajo rotatorio, nocturno o en turnos es una modalidad de organización laboral imprescindible para cualquier sociedad moderna. Se estima que un 25% de la población laboral realiza alguno de estos tipos de trabajo en variadas áreas, que comprenden tanto al sector de servicios como al industrial. Las proyecciones indican que para la segunda década del siglo XXI casi el 50% de la población activa realizará alguna forma de trabajo en turnos.

En general, los turnos laborales son de 8 o de 12 horas; es decir, tres (noche, día, tarde) o dos (día y noche) turnos de trabajo por día. Estos pueden ser rotatorios (la situación más común), fijos o una mezcla de ambos.

Cualquiera que sea el esquema que se adopte, se produce siempre una reducción de las horas de sueño y la modificación del tiempo normal del sueño altera a los ritmos circadianos.

En cuanto a los ritmos circadianos, el turno de trabajo requiere, en general, que un individuo esté alerta en un momento inadecuado de su ciclo sueño-vigilia. En otros casos, el trabajo en turnos lleva a un estado en el cual los ritmos circadianos pierden su sincronía.


El proceso de ajuste del sistema circadiano al cambio repentino de horario en el nuevo turno es lento y requiere una semana aproximadamente para los turnos de 8 horas (un día por cada hora de diferencia entre turnos), por lo que el trabajador está desincronizado durante todo el turno nocturno. Los esquemas irregulares de trabajo son un factor agravante que origina verdaderas desincronizaciones crónicas.

Un 60-70% de los trabajadores en turnos reporta alteraciones del sueño y de fatiga aumentada durante el turno nocturno. Es común que lo atribuya a la falta de sueño suficiente y reparador.

Una consecuencia seria de la privación de sueño es la disociación entre lo que se percibe subjetivamente como reducción de la vigilia y lo que se mide objetivamente en pruebas de atención. Consistentemente, se observa que individuos incapacitados para una respuesta normal no lo perciben así, aumentando el riesgo de accidentes.

Un caso extremo es la llamada “parálisis nocturna”, episodios de 1-2 minutos de duración, en los cuales los individuos están conscientes de lo que ocurre a su alrededor, pero son incapaces de actuar. Esto explica tanto incidentes menores como accidentes de trabajo graves (de clara predominancia nocturna).

Con relación a las secuelas en la salud producidas por el trabajo en turnos, existe un aumento significativo en el número de consultas médicas y bajas por enfermedad en este grupo de trabajadores.

Epidemiológicamente, el trabajo en turnos es factor de riesgo para enfermedades crónicas como la obesidad, hipertensión arterial, cáncer y Alzheimer.

¿Cuáles son las medidas posibles para mejorar los problemas del trabajador en turnos? La demanda social creciente de este tipo de trabajo hace necesario tomar decisiones sobre las características y tipos de turnos a realizar.

En muchos casos, los turnos que afectan menos al reloj circadiano no son los óptimos en términos de fatiga y sueño. En otros, el intento de minimizar las consecuencias de la fatiga y privación de sueño puede conducir a un aumento significativo en los factores de estrés familiar o social.

Con relación al sueño, la organización de una rutina de sueño y su facilitación influye positivamente en la eficacia laboral durante el trabajo en turnos. Las siestas breves, durante el turno prolongado, mejoran el rendimiento laboral. Las siestas previas al turno de noche, también mejoran la adaptación.

Por PROF. EMÉRITO UBA. DIR. DEL DEPTO. DE DOCENCIA E INVESTIGACIÓN, FAC. DE CIENCIAS MÉDICAS, UCA. DANIEL CARDINALI INVESTIGADOR SUPERIOR DEL CONICET

Fuente: www.ieco.clarin.com

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