El riesgo que corren los recolectores de residuos es constante. En la noche del miércoles un recolector de Junín sufrió un corte importante en una mano y las imágenes se viralizaron y se transformaron en una campaña improvisada de concientización
En la noche del último miércoles, mientras los recolectores de residuos de Junín realizaban su trabajo, uno de ellos sufrió un profundo corte en una mano debido a que alguna familia vecina no había procedido con cuidado y había colocado vidrios rotos sin protección y junto al resto de los residuos. Un compañero de trabajo del herido posteó lo sucedido, acompañado con las imágenes, y el episodio se viralizó y produjo indignación por lo ocurrido y solidaridad con los trabajadores, transformándose en una campaña de concientización.
«Lamentablemente en la noche de hoy, en el recorrido de recolección de residuos de la Municipalidad de Junín sector Este, gente irresponsable colocó vidrios en una de las bolsas y mi compañero se incrustó los mismos en una mano», dijo uno de los compañeros del accidentado.
«Pese a la campaña que hace nuestra Municipalidad, hay gente que hace oídos sordos y no tienen empatía por quienes cumplen este riesgoso trabajo y más en estos difíciles momentos», agregó.
«La gente irresponsable es del Carril Santos Lugares, a aproximadamente 40 metros de la salida del callejón Pringles», indicó, para darle certeza a lo sucedido.
El herido recibió las primeras curaciones sobre el camión, atendido por sus propios compañeros de tarea que utilizaron el botiquín de la unidad.
Los accidentes de este tipo son demasiado frecuentes y son el mal más grave y peligroso al que están sometidos los recolectores. Los episodios como estos son casi diarios, pese a las recomendaciones que hacen las comunas.
Los vidrios y cualquier otro elemento cortante o punzante que implique peligro, debería ser envuelto en papeles o cartones, colocado separado del resto de los demás residuos y señalizado, como para que el recolector esté alertado y pueda manipularlo con el necesario cuidado.
Las comunas además deben proveer a sus trabajadores de ropa, calzado y guantes adecuados, que minimicen los riesgos de sufrir accidentes. Pero, aún así, la responsabilidad primera es del vecino, que debe cumplir con las normas de cuidado.