Celayenses que estuvieron en la zona en el momento de las explosiones narran que aún los persigue el recuerdo de la desgracia. En algunos se manifiestan en pesadillas.
Celaya, Guanajuato.- De vez en cuando el comerciante José Luis Martínez aún tiene pesadillas, producto de la experiencia que vivió hace 24 años, aquel domingo 26 de septiembre, cuando se encontraba en su negocio.
Lo que ocurrió esa mañana, en el año de 1999 marcó a toda Celaya y la fecha pasó a la historia con el nombre de Domingo Negro.
Varias explosiones causadas por pirotecnia almacenada en una bodega de manera clandestina dejaron decenas de muertos, centenares de heridos y todo destruido a su alrededor en una de las principales zonas comerciales del municipio, frente a la Central de Autobuses, donde se encontraba la Central de Abastos.
Decenas de locales de todo tipo, incluidos restaurantes, con su personal y clientes en su interior, se derrumbaron en un instante. La segunda explosión fue la más letal. El Domingo Negro dejó un saldo oficial de 72 personas muertas y más de 350 heridas.
José Luis Martínez, quien se encontraba trabajando en su local en la Central de Abastos de Celaya el día de la explosión, recordó el momento del siniestro.
«Estábamos trabajando como todos los días cuando de repente escuchamos un estruendo muy fuerte. El local se cimbró y todo se vino abajo. Yo me quedé atrapado entre los escombros y no podía moverme», relató Martínez.
«Por suerte unos compañeros me ayudaron a salir y pude salvarme. Pero fue una experiencia muy horrible. Todavía tengo pesadillas con eso», agregó.
María es otra testigo de aquella fatídica mañana, ante la emergencia ayudó a rescatar a varias personas entre escombros.
«Yo estaba en mi casa cuando escuché las explosiones. Salí corriendo a la Central de Abastos y me encontré con una escena de terror. Había gente atrapada entre los escombros y gritos de desesperación por todos lados», contó María.
«Yo no lo pensé dos veces y me puse a ayudar a rescatar a la gente. Fue una experiencia muy difícil, pero también muy gratificante», agregó.
Previenen otra tragedia
En entrevista, el director de Protección Civil de Celaya, Marco Villa Corral, informó que las autoridades municipales han implementado diversas medidas para evitar que esto se repita.
«Aquí está prohibido por decreto emitido por el Ayuntamiento, en el año 2000, la venta, la quema y el almacenar pirotecnia.
“Partiendo de ahí se ha hecho una tarea preventiva sobre el tema, con diferentes operativos, durante el año, siempre buscando la participación de la sociedad en general, gestando una conciencia social y responsable que nos permita no tener emergencias con pirotecnia, trabajo que a la fecha se sigue realizando», señaló Villa Corral.
El funcionario también destacó la importancia de la participación ciudadana para evitar tragedias.
«Debemos continuar trabajando en la prevención y conciencia social y sobre todo necesitamos la responsabilidad y apoyo de la ciudadanía que denuncie actos inseguros”.
Pensemos en el riesgo potencial al que exponemos a los demás, que los pequeños no tengan acceso a los artificios. Que respetemos la prohibición que se tiene en el municipio y fomentar la denuncia ciudadana para que la autoridad actúe», agregó Marco Villa.
Recuerdan dónde estaban
Ciudadanas celayenses recordaron las explosiones de Celaya como una fecha que no puede olvidarse. Añadieron que es una falta de conciencia la compra y venta de pirotecnia.
Rebeca Almanza, quien dijo haber conocido a los dueños del lugar en donde se originaron las explosiones, contó que pudo ser una víctima.
“Yo me acuerdo que todos los domingos iba a ese negocio porque yo conocía a los dueños. Yo iba por los pañales para mi niña, pero ese día yo no tenía ganas de ir, de repente empezó a llegar la noticia y hasta la casa se oían (las explosiones). Fue una cosa bien triste”, dijo.
Añadió que para ella y su familia fue una situación que la dejó impresionada.
“Mi mamá dijo mira ahora no fuiste allí a los pañales, me quedé pasmada y dije gracias a Dios que no fuimos porque íbamos a esas horas, creo que no nos tocaba”, comentó.
Agregó que es de suma importancia que las autoridades prohíban su venta, pues mencionó que deberían aplicarse desde multas hasta cárcel para quienes la compren o distribuyan.
Por su parte Rosa María, quien compartió que aún acude con regularidad a este sitio dijo: “fue algo espantoso, un caos total. Nosotros tenemos la costumbre de que vamos a la central a surtir nuestro mandado y ese día habíamos ido, llegamos y entonces ya no había paso y nos dijeron que nos teníamos que regresar”.
Resaltó que gracias a que no llegaron a la misma hora fue que lograron salvarse del incidente.
“Era tanto el caos que la gente lloraba, otros corrían, otros ensangrentados, pero todo es por la forma de ser de nosotros los mexicanos que en vez de salvarnos vamos a ver qué pasó”, explicó.
Jessica Ramírez también dijo “mi papá trabaja en Jumapa y me acuerdo que decían que necesitaban pipas para apoyar en eso. Yo estaba muy pequeña, pero todo mundo hablaba de eso, salía en la tele y era muy triste. Gracias a Dios ni mi papá ni yo tuvimos ningún accidente”.
Mencionó que es una falta de responsabilidad por parte de los ciudadanos que no toman en cuenta los accidentes que pueden llegar a provocar.
“No nada más pones en riesgo tu salud y tu integridad sino la salud y la vida de los demás que están al lado de ti. Desgraciadamente así aprendemos la mayoría de las personas, a la mala, te necesita pasar algo para que tomes conciencia de lo que puede pasar”, dijo.