«En el trabajo la seguridad tiene que ser incluso a prueba de errores»

Un especialista reflexiona sobre los accidentes laborales y sus causas más profundas. Dice que donde hubo una fatalidad es seguro que no se tomaron medidas preventivas.


Gabellini advierte que detrás de cada fatalidad hay miles de accidentes que no trasciendieron y que incluso no son considerados como tales porque no tuvieron consecuencias, pero que lo son.

“Si hubo un accidente, seguro es porque no estaban dadas las condiciones de seguridad. La falla humana puede existir, errar es una condición y hasta un derecho de las personas, pero sus consecuencias no son responsabilidad del operario. Los sistemas de seguridad tienen que funcionar, incluso, a prueba de actos fallidos”. En estos términos, Rubén Gabellini, experto en higiene y seguridad en el trabajo, reflexiona sobre las tragedias vividas recientemente en obras de la ciudad y la región. Convencido de que todo accidente parte de una falta de previsión, advierte que “detrás de cada muerto hay miles de sucesos que pasan desapercibidos y hasta no son considerados accidentes porque no tienen consecuencias, pero los son”.


Gabellini es ingeniero y docente de grado y posgrado en distintas cátedras vinculadas a la higiene y la seguridad y a la salud y el trabajo en las facultades de Ingeniería y de Ciencias Médicas de la UNR. Y algo tiene para decir en estos días.

Es que el martes pasado, un joven de 19 años murió aplastado por la tierra en una obra de cloacas en Granadero Baigorria. Casi un mes antes, el 8 de junio, dos operarios morían sepultados por el lodo en otro tendido cloacal. Y a una semana de aquel episodio un obrero perdía la vida al caer desde ocho metros de altura en el Normal Nº 2. Los episodios desnudaron presuntas irregularidades en cuanto a las condiciones en las que estos trabajadores desempeñaban sus tareas. Gabinelli prefiere no hablar específicamente de ninguna, ya que son objeto de investigación judicial.Sin embargo, se permite hacer una mirada más general. Sabe que todo accidente se genera antes de que ocurra, y cree que hay que trabajar sobre aquellos que no tienen lesionados, ya que las causas son las mismas de los que después hay que llorar.

“Lamentablemente, hoy estamos debajo del 50 por ciento de avance en esta materia. La higiene y la seguridad laborales tendrían que ser vox populi, manejarlas todos, y sobre todo el Estado”, reflexiona.

A su juicio, se tiene que profundizar en una cultura al respecto. “Si algo se hace es porque el tema es demandante, y no porque nazca de las personas. El accidente ocurre porque hay falta de conocimiento sobre el tema, faltan políticas de Estado en el control, y hay un problema de costos, porque las empresas lo ven como un gasto y no como una inversión”, dice.

—¿Les cuesta menos indemnizar que invertir?

—Exactamente, sobre todo a las medianas y grandes, que indemnizan con muy poco dinero en comparación con sus volúmenes de negocios. Por eso en éstas, la toma de medidas tiene más que ver con acciones gremiales y paros en la producción, que les significan muchas pérdidas. En cuanto a las pequeñas firmas, que una persona se les muera les genera un gran problema económico y social.

—¿Qué ocurre en las licitaciones? ¿La competencia por mejores ofertas recaen en los sistemas de seguridad?

—Evidentemente algo de esto hay. Porque allí ganan los que ofrecen menores costos, y una de las variables es la seguridad. Se ahorra en esto, y no sólo en las condiciones de higiene de los operarios, sino en los mismos equipos que se utilizan.

—También se observa que en las licitaciones, el Estado compromete a las empresas a brindar todos los sistemas de seguridad y después, cuando ocurre un accidente, se entera que no los aplicaban. ¿Existe una connivencia entre ambas partes?

—Es un problema de intereses. Al Estado le va a importar la seguridad siempre y cuando le dé un rédito. Pero si a la gente no se interesa, si no está en la cultura, el Estado no siente la presión. De todos modos, me consta que Santa Fe ha hecho un trabajo importante en la materia dentro de lo que pudo.

Gabellini pone énfasis en la complejidad de la seguridad.Pero sobre todo, hace hincapié en la necesidad de que los sistemas de prevención funcionen a prueba de la falla humana. “En el trabajo existen también los actos fallidos, que devienen en errores humanos. Tradicionalmente se responsabilizó a la misma víctima. Pero este concepto ha cambiado mucho. Fallar es humano, entonces, los sistemas de prevención y protección tienen que prever esa posibilidad. Hoy se considera que el mayor porcentaje de accidentes no se dio por error del operario, aunque éste lo haya cometido, sino porque las condiciones de seguridad no estaban dadas para prevenirlo.

—¿Hay sectores más siniestrales que otros, como el de la construcción?

—Sí, y en la construcción es multicausal. Los que trabajan en este sector muchas veces son muy jóvenes y por tanto inexpertos, y los que tienen experiencia trabajan demasiado confiados. Es un gremio muy cambiante, con mucha movilidad laboral, pero también están los demás temas estructurales. Por ejemplo, un supervisor o capataz tiene que saber de estructura, de suelos, y por supuesto de seguridad. No basta con el casco y el arnés. Los riesgos en la construcción son cambiantes, para el cava una zanja, el que levanta paredes, el que trabaja en altura, el que opera con compo-nentes químicos y el que manipula sistemas eléctricos. Es cierto que en la construcción hay un alto grado de riesgo, porque también hay una cultura que no podemos inculcar: capataces que no están preparados, dueños no gestionan seguridad y operarios que no miden los riesgos.

—Y un contratista…

—Sí. En el caso de la obra pública, está visto que el Estado, al menos en las pequeñas, no está cumpliendo, y un ejemplo es la gente que trabaja en negro. El que va a trabajar sin seguro, sin ART y no tiene ni factura no entra en ningún registro, no existe. El blanqueo dispara los controles.

—¿Se puede decir que todo accidente comenzó antes de que ocurriera?

—Algo así, porque no hubo planificación ni organización del trabajo. Si no se hace un análisis previo de riesgo, el peligro aumenta y las cosas podrán ocurrir. También hay que diferenciar protección de prevención. La primera minimiza el impacto (cascos, guantes, arneses, antiparras). La prevención tiene que ver con todas las medidas para que el accidente no ocurra. Por eso insisto con la importancia de trabajar allí donde no hubo daños, y en los que hubo protección pero no prevención. Detrás de una muerte hay miles de accidentes que hasta no fueron considerados. Hay que generar las condiciones para que éstos no tengan consecuencias.

Fuente: www.lacapital.com.ar

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