Una profesora embarazada de 5 meses muere al estallarle una olla a presión

Begoña Muñiz García, de 36 años, celebraba su santo con su marido y su suegra, que precisaron ayuda psicológica tras el suceso.

Una profesora gijonesa de 36 años de edad, Begoña Muñiz García, falleció a primera hora de la tarde de ayer en Pumarín después de que explotara la olla a presión con la que la mujer estaba cocinando en su domicilio, situado en el número 95 de la calle Severo Ochoa. La víctima de esta tragedia -embarazada de cinco meses- se encontraba en el momento de la explosión preparando la comida para su marido, Juan José Álvarez Quintana, y su suegra, que se encontraban en el mismo domicilio que la fallecida y que sufrieron un ataque de ansiedad tras percatarse de lo que había sucedido en la cocina.

El suceso tuvo lugar en el cuarto piso del inmueble, pocos minutos después de las dos de la tarde. Begoña Muñiz preparaba entonces la comida con la que celebrar el día de su santo con sus familiares. La mujer sufrió, según fuentes médicas, importantes lesiones en la cabeza que acabaron con su vida prácticamente en el acto después de que reventara la olla a presión que estaba manipulando en la cocina. La fuerte explosión destrozó parte del inmueble en el que tuvieron lugar los hechos, rompiendo incluso los cristales de las ventanas de la cocina, que cayeron a la calle llamando la atención de cuantos paseaban por la zona en un día festivo.

«Estaba en la panadería que está a dos manzanas de aquí y desde allí sentimos una explosión enorme. Temblaban las paredes. Salimos todos a la calle a ver qué pasaba porque intuíamos que era algo gordo», relató tras el suceso una vecina de Pumarín aún conmocionada por el fallecimiento de Begoña Muñiz. A lo largo de toda la jornada decenas de personas comentaron lo sucedido cuando paseaban por la calle Severo Ochoa. «Es una desgracia muy grande», lamentaron los vecinos al conocer la noticia.

El marido de la fallecida, Juan José Álvarez Quintana, pidió ayuda a gritos por la ventana tras ver a su mujer malherida. «Gritaba sin parar que no entendía lo que había pasado, que por favor alguien subiera y le ayudara, que era terrible. Estaba desesperado», declaró a este periódico una vecina que vive frente al edificio en el que tuvieron lugar los hechos, recordando además que «hace poco más de dos semanas aquí al lado tuvimos otra explosión en otra cocina».

Hasta el edificio en el que tuvo lugar la explosión se desplazaron en cuanto tuvieron conocimiento de la noticia agentes de la Policía Local, operarios del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Gijón y funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía. Los agentes trataron en un primer momento de calmar a los familiares de Begoña Muñiz. Los sanitarios de emergencias médicas que se personaron en el lugar poco después de recibir el aviso no pudieron hacer nada por salvar la vida de la mujer. A pesar de todo, los Bomberos comprobaron la instalación de la cocina por si los daños hubieran provocado alguna fuga de gas importante. Los agentes controlaron entre tanto el tráfico en la calle, en la que ya a esas horas se arremolinaban decenas de curiosos que habían oído la fuerte explosión.

Los psicólogos de la Cruz Roja acompañaron a los familiares y amigos de Begoña Muñiz durante toda la jornada, hasta bien entrada la tarde. Los trabajadores de Funeraria Gijonesa trasladaron alrededor de las tres y media el cuerpo sin vida de la fallecida hasta el tanatorio de Cabueñes, en donde le realizaron la autopsia y en donde los familiares recibirán a lo largo del día de hoy. La capilla ardiente está instalada ya en la sala cuatro del centro mortuorio gijonés.

Begoña Muñiz García llevaba poco tiempo viviendo en el número 95 de la calle Severo Ochoa, en donde residía con su marido, Juan José Álvarez Quintana. Los vecinos del inmueble apenas conocían a la pareja. «Somos un vecindario muy grande y casi no nos conocemos», declaró la dueña de una cafetería situada a escasos metros del edificio en el que se produjo el siniestro, vecina además del mismo inmueble.

«Todos estamos muy impresionados», concluyó, apesadumbrada, esta gijonesa. Begoña Muñiz trabajaba como profesora en la Academia Suso, situada en el número 46 de la Carretera del Obispo, en el barrio de El Llano. Un centro de formación en el que la docente era muy conocida y en donde ayer sus compañeros recibieron con sorpresa y dolor la trágica noticia. El marido de Muñiz, Juan José Álvarez, se encuentra actualmente buscando trabajo.

El tanatorio gijonés de Cabueñes acogerá hoy, a partir de las doce del mediodía, un acto de despedida de cuerpo presente, que tendrá lugar en el propio centro. Tras la ceremonia, los restos mortales de la vecina de Gijón fallecida será incinerados en el mismo tanatorio. Los padres de la difunta, José Manuel Muñiz Alonso y María Amparo García Sánchez y su hermano, Naxto Muñiz García, fueron informados a lo largo de la tarde de ayer de la fatal noticia, que ha conmocionado al barrio de Pumarín.

Fuente: www.lne.es

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