Fue en una planta química y se suma a la que ocurrió 15 días atrás en el norte.
SOBRE EL AGUA Y SIN AGUA. UN HOMBRE CAMINA ENTRE LOS BLOQUES DE HIELO DEL CONTAMINADO RIO SONGHUA, EN CHINA.
La segunda explosión en una planta química china en menos de dos semanas obligó ayer a nuevas evacuaciones y reforzó el alerta por las aguas contaminadas por benceno, un disolvente altamente tóxico y cancerígeno. El nuevo accidente ecológico se produjo el jueves en la ciudad de Chongqing, en la zona de Dianjiang, al sudoeste de China y provocó una muerte, además del corte de agua en la ciudad y la evacuación de unas 10.000 personas en riesgo. Se ignoran los datos sobre la cantidad de benceno derramado en esta oportunidad.
La explosión se produjo unos quince días después del derrame tóxico en el río Songhua provocado por la explosión de una planta química en Jilin, al noreste del país, que derivó en el vertido accidental de unas 100 toneladas de benceno, un hidrocarburo, que se convierte en una sustancia letal si un humano entra en exposición prolongada con él.
Las autoridades mantuvieron oculto el episodio varios días y sólo salió a la luz cuando el gobierno de Harbin (3,8 millones de habitantes), a unos 200 km de Jilin, debió dejar sin agua a la población debido a que una mancha de 85 km2 de benceno comenzó a surcar el Songhua con destino a un afluente ruso, el Amur.
La empresa Petrochina, perteneciente a la décima petrolera del mundo y responsable del accidente de Jilin, pidió perdón en un comunicado por el grave desastre ecológico que provocó la explosión de su planta. «Petrochina lamenta profundamente las graves consecuencias que la comunidad sufre por el accidente», señaló la filial de CNPC (China National Petroleum Corporation), la mayor petrolera china. «Estamos participando de forma activa en los trabajos para paliar las consecuencias del accidente y cooperando muy de cerca con el gobierno local», agregaron.
El gobierno chino acusó a CNPC de ser responsable del desastre ecológico, por lo que tendrá que hacer frente a las indemnizaciones que vendrán del frente interno, pero seguramente también desde Rusia, Ocurre que en la siberiana ciudad de Jabarovsk (600 mil habitantes), el extremo este del país, se espera la llegada de la mancha de benceno a la frontera entre los países para este fin de semana y, puntualmente a la ciudad, para el 4 ó 5 de diciembre, por lo que sus habitantes almacenan reservas de agua para la emergencia.
El río Amur en estas fechas ya está cubierto por gruesas capas de hielo y es una importante arteria para el lejano oriente ruso. A lo largo de sus 1.500 km entre la frontera rusa-china y su desembocadura en el mar de Ojotsk, 1,5 millones de personas obtienen su agua potable de este río.
Mientras Harbin espera que mañana las autoridades vuelvan a suministrar agua, ayer se anunció la llegada de 1.000 toneladas de carbón activo a la ciudad, para limpiar el contaminado río Songhua. Debido a su específica gran superficie, el carbón activo puede absorber sustancias tóxicas, por lo que es utilizado con frecuencia para la limpieza de aguas residuales industriales.
En un hecho sin precedentes, los medios chinos criticaron abiertamente el manejo de la información que tuvo el gobierno provincial y la misma empresa CNPC de los hechos. Los diarios censuraron que se ocultaran la verdad durante más de 10 días. «La empresa sabía perfectamente de la contaminación y las posibles consecuencias, pero quería mantenerlo en secreto», dijo el China Daily.
Por su parte, el People’s Daily publicó el siguiente comentario: «No sabemos qué hay detrás del encubrimiento. (…) Tal vez temían tener que pagar mucho dinero por las pérdidas provocadas por la polución en Harbin, o quizás fue por una cuestión de imagen, pero lo cierto es que deben sentir vergüenza por haber ocultado la verdad. Sinceramente esperamos que ningún encubrimiento de esta naturaleza ocurra otra vez en el futuro.»
Los riesgos del benceno
La capa de benceno podría representar una verdadera amenaza para la salud humana. Según Kenneth Leung, experto en toxicología de la Universidad de Hong Kong, el benceno se depositará en los sedimentos del río, será asimilado por los peces y finalmente se encontrará en la cadena alimentaria. «El benceno puede atacar el ADN y causar una mutación que puede provocar cáncer», dijo. Para el especialista Gu Ji-dong, de la provincia de Hei longjiang, «los productos químicos quedan en forma de sedimento, pero algunos se evaporan. Cuando la gente respire, inhalarán estos componentes y eso tendrá consecuencias», dijo.
Greenpeace pidió ayer mayores esfuerzos a China ante el desastre ecológico. «El benceno es altamente tóxico y cancerígeno, en el agua puede extenderse por inhalación, absorbido por la piel o ingerido. Pasa rápidamente a la sangre y se acumula en la grasa y en la médula espinal», dijo el comunicado.
BEIJING. EFE Y AFP
La crisis ambiental china amenaza con extenderse en medio del pánico.
La explosión de una segunda planta química podría contaminar más ríos. Crece la escasez de agua potable.
Los sufridos habitantes de Harbin esperan que el gobierno les lleve agua potable.
Pekín. La dimensión de la catástrofe ambiental en China, causada por un accidente químico que provocó el vertido al río Songhua de unas 100 toneladas de benceno (un potente cancerígeno), se está haciendo cada vez más patente, con una segunda ciudad china afectada y la amenaza de extenderse a Rusia. Tan grave es la situación que hasta los medios estatales del país comunista critican abiertamente al gobierno por su accionar durante la crisis ecológica.
Mientras los productos químicos continúan su recorrido por la ciudad de Harbin, que lleva tres días sin agua potable, un desastre ecológico similar puede repetirse en otra región, a miles de kilómetros, donde la contaminación provocada por otra explosión en una planta química ha desatado también el pánico entre la población.
Más de 6.000 personas han sido evacuadas en Chongqing, ciudad del centro del país y situada a orillas del río Yangtsé, después de que se informara de una explosión en una planta química, en la que murió un trabajador y tres resultaron heridos.
El número de evacuados en Chongqing es mucho mayor que los 300 de Harbin, ciudad que usa el agua del ahora contaminado río Songhua para el consumo humano, y que a principios de semana vivió un auténtico pánico colectivo cuando sus autoridades anunciaron cuatro días de corte de agua sin explicar las verdaderas causas de la decisión.
La catástrofe ecológica, que pone en riesgo la salud de los cuatro millones de habitantes de Harbin, se originó el 13 de noviembre en la provincia de Jilin, cuando los productos altamente tóxicos se vertieron al río tras la explosión de una planta petroquímica. El río Songhua está contaminado en una extensión de unos 80 kilómetros.
Después de desmentidos iniciales, un portavoz del ayuntamiento de Songyuan, en Jilin, dijo que las autoridades se vieron obligadas a cortar el suministro de agua a 100.000 habitantes de la ciudad, situada río arriba, entre el viernes de la semana pasada y el miércoles, cuando la mancha tóxica pasó junto a esa localidad.
El destape mediático
Los medios chinos, por su parte, criticaron abiertamente el hecho de que el gobierno provincial y la petroquímica estatal National Petroleum Corporation «ocultaran la verdad» tras el accidente del 13 de noviembre. «La empresa sabía perfectamente de la contaminación y las posibles consecuencias, pero quería mantenerlo en secreto», comenta el China Daily.
«La cúpula del gobierno provincial de Jilin y representantes de la empresa estatal se trasladaron a Harbin para disculparse por la contaminación», escribe el rotativo. «Pero nunca se disculparon por ocultar la verdad», añade.
Los hechos de Harbin están dañando aún más la credibilidad de un gobierno que trata de resolver los brotes de la gripe aviar y enfrenta un creciente descontento de la población por la corrupción local.
En una acción inusual, los medios de prensa estatal pusieron en duda esta semana cómo el gobierno ha manejado la situación. «Si no se ofrece la información a tiempo, de manera correcta y transparente, habrá lugar para que se difundan rumores», indicó el diario China Youth Daily. Otros medios citaron a expertos que se preguntaban cómo llegaron los contaminantes al río, además de quejarse por la falta de recursos acuíferos de reserva y de los planes para enfrentar emergencias como estas.
Esta semana, la ONU pidió a China información sobre el derrame y ofreció ayudar a evaluar el daño ambiental. Sin embargo, aún no recibió una respuesta, dijo ayer un funcionario.
Crecer a cualquier precio
Lo ocurrido en Harbin y Chongqing es un claro ejemplo de la tremenda factura ambiental que está pagando el país asiático por la política seguida durante los últimos 20 años, de lograr el crecimiento económico a cualquier costo. El 70% de los ríos chinos están contaminados, la lluvia ácida afecta a un tercio del territorio y siete de las diez ciudades con más polución del mundo son chinas.
El gobierno central en Pekín envió ayer a Harbin a un equipo de trabajo de alto rango de diversos ministerios, con el objetivo de investigar. La concentración de nitrobenceno en el agua del río alcanzaba en esa ciudad un valor 33 veces superior al permitido.
Las autoridades chinas anunciaron que se llevarán 1.000 toneladas de carbón activo a Harbin para limpiar el río Songhua. El carbono poroso será utilizado en las centrales de tratamiento de agua para filtrarlo. Debido a su específica gran superficie, el carbón activo puede absorber sustancias tóxicas, por lo que es utilizado con frecuencia para la limpieza de aguas residuales industriales.
Sin embargo, por el momento, la ciudad no tiene una cantidad suficiente de carbón activo. Aun así, mañana se volverá a suministrar agua, aunque se advirtió que el agua corriente no se podrá utilizar como agua potable hasta que todos los sedimentos hayan desaparecido.
En Rusia, mientras tanto, crece el temor a un desastre ecológico, ya que el río Songhua atraviesa la frontera para desembocar en el río Amur. La corriente tóxica se está dirigiendo lentamente hacia la ciudad rusa de Jabarovsk, en el lejano oriente ruso.
Rusia espera con miedo la peligrosa mancha de benceno
Moscú. Presa del pánico, la jubilada de la lejana ciudad oriental rusa de Jabarovsk ha llenado su bañera y varias ollas con agua. Quiere estar preparada para cuando llegue el veneno de China, explica esta anciana a la televisión estatal. Tras la catástrofe en una empresa química en el noroeste de China, el veneno fluye imparable en dirección a Rusia. Se espera que este mismo fin de semana llegue el peligroso benceno al río fronterizo Amur.
En Jabarovsk, una ciudad de 600.000 habitantes, el agua potable empieza a agotarse. Las botellas de agua mineral han desaparecido de la mayoría de los supermercados y kioscos de la ciudad. Ni siquiera la fuerte subida del precio de este producto ha retenido a los residentes de adquirir el agua de forma masiva. Es cierto que, en muchas regiones de Rusia, la gente está tan acostumbrada a escándalos con el agua potable como al hecho de que a veces no sale ni una gota de agua de las canillas. Pero las preocupantes noticias procedentes de China sobre la mancha de benceno de 80 kilómetros cuadrados en dirección al río Amur provocan la alarma tanto entre las autoridades como en la población.
Moscú, a 8.000 kilómetros de distancia, dio el visto bueno a las autoridades locales para comprar agua potable adicional para la población. Pero las suministradoras locales de agua se quejan de que apenas queda presión en las cañerías, después de que se haya multiplicado el consumo de agua debido a las medidas de prevención privadas.
Los políticos locales ya se muestran un tanto sobrepasados por la inminente amenaza. El vicejefe de la administración de Jabarovsk, Vladimir Popov, anunció que se aplazó por el momento el estado de excepción que en un principio se iba a decretar ayer. Mientras no llegue el veneno, se tratará de evitar cualquier medida que pueda inquietar a la población.
En los hospitales de Jabarovsk se han aplazado como medida cautelar todas las operaciones salvo las de emergencia. En el caso de que el contenido de veneno suba rápidamente en los próximos días en el Amur, tal como se teme, cerrarán los jardines de infantes y las escuelas.
El Amur, que ya en estos días está cubierto por gruesas capas de hielo, es una importante arteria para el lejano oriente ruso. A lo largo de sus 1.500 kilómetros entre la frontera rusa-china y su desembocadura en el mar de Ojotsk, 1,5 millón de personas obtienen su agua potable de este río. Nadie en Jabarovsk cuenta con salir indemne de la catástrofe. «El agua del Amur será imbebible durante meses», pronosticó el vicejefe de medioambiente, Oleg Mitvol. (DPA)