Cuando una persona trabaja en lo que no le gusta, pero lo hace por obligación o necesidad, no solo se genera estrés y desaliento sino que se afecta la productividad y se contamina el ambiente laboral.
Es un absurdo, pero hace parte de la realidad cotidiana: miles de personas trabajan en lo que no les gusta o en actividades distintas a sus profesiones. Esta especie de esclavitud se presenta por diversas razones, que van desde la pura necesidad hasta decisiones empresariales de momento.
Es más: centenares de trabajadores se vinculan a empresas que no les atrae y que les parecen indignas para su estatus o pretensiones y, como en el caso de Judas, llegan al extremo de negarlas.
El resultado no puede ser otro que “generación de estrés, bajo rendimiento y deterioro del ambiente laboral”, afirma la sicóloga y especialista en talento humano, Sara Sandoval, quien advierte que esta es una realidad que no se puede negar en nuestro medio y menos en un momento de crisis como el actual.
Es común –dice Tatiana Rodríguez, sicóloga y consultora en desarrollo organizacional, escuchar en las empresas frases como “esto no me gusta”, “quisiera que me cambiaran de cargo” y peor aún “estoy aquí por necesidad”. Si eso es así – dice la experta -, la empresa está en graves problemas porque no hay peor enemigo en una organización que un empleado desmotivado y aburrido”.
La selección es clave
Sin embargo, en Colombia muchas empresas – sobre todo las pymes – no cuentan con departamento de recursos humanos, y quien hace la elección del futuro cliente interno es el gerente de turno quien obra por intuición, que si bien es un atributo invaluable, no es suficiente en estos casos.
Ahora bien, señala la sicóloga Sara Sandoval: muchas personas estudian una profesión o trabajan en algo que al principio no era su fuerte y le cogen gusto, aprenden, se perfeccionan y resultan excelentes en un campo que aparentemente no era lo suyo.
Lo nocivo, señala, es estar en el lugar equivocado. Lo ideal es que una persona se desempeñe en lo suyo. Es decir, en un trabajo que se convierta en una diversión y no en una tragedia. Cuando existe pasión, entusiasmo y veneración por lo que se hace, el estrés – considerado como la enfermedad del siglo XXI – no tiene la menor posibilidad de aparecer, explica.
Además, las personas que están insatisfechas en sus puestos de trabajo no son proactivas, no generan ideas, tienen un bajo nivel de compromiso con los principios y filosofía de la organización y son inapropiados para el trabajo en equipo.
Aporte empresarial
Las empresas, entre tanto, necesitan que sus empleados tengan sentido de pertenencia porque es una forma de ganar productividad y competitividad, y porque es una forma de transmitir a clientes y usuarios los atributos de sus bienes o servicios ofrecidos.
Desde luego las empresas deben contribuir al bienestar y mejorar el clima laboral. Tiene la obligación de detectar cuál es el ánimo y el ambiente de sus trabajadores. Quizás no existan las condiciones de desempeño apropiadas o los mensajes organizacionales no son claros.
Daniel Goleman, autor de la ‘Inteligencia Emocional’ señala que una vez que una persona entra a una organización, para que pueda dar lo mejor de si y hacer bien su trabajo, con entusiasmo y con compromiso, necesita además de su talento los siguientes aspectos: primero que tenga sus útiles de trabajo y que sepa qué es lo que tiene que hacer. Segundo, que sepa como hacerlo. Tercero, que sienta que lo que está haciendo tiene un valor significativo, que él está contribuyendo y que se le reconozca por ello afectivamente.
Publicado por Latinpyme en sep 5, 2011 en Gerencia, Recursos Humanos | 0 comments