En Alemania hay un auge del trabajo temporal. Cerca del 2 por ciento de los empleados son “prestados” por unas empresas a otras, bajo condiciones escandalosas.
Novecientas mil personas trabajan en Alemania para empresas privadas, cuya especialidad es la de vender mano de obra. La idea de “flexibilizar” la economía alemana con el uso del trabajo temporal para ahorrar onerosos contratos de empleados fijos, se ha convertido para muchas personas en una pesadilla.
Empresas como la recientemente quebrada cadena de droguerías “Schleker” despidieron a sus empleados fijos para luego emplearlos de nuevo, pero con contratos de trabajador temporal y el 30 por ciento menos de salario. Una práctica que hoy está prohibida.
Más trabajo por cada vez menos dinero
Los abusos contra trabajadores temporales “han tenido consecuencias catastróficas”, dice Volker Enkerts, presidente del gremio de servicios de personal BAP. El problema está en que muchas firmas de trabajo temporal se desempeñan en el sector de servicios menores. El 34% del volumen de sus entradas proviene de trabajos no calificados, que pueden ser labores de ayudante en una obra en construcción o en un depósito.
Obreros no calificados se quejan de que tienen que trabajar hasta 14 horas al día, sin ninguna protección laboral. Todo por 5 euros la hora. Salarios con los que nadie puede sostener una familia en Alemania: Por eso son cada vez más las personas que solicitan ayuda adicional del Estado. Alemania destina unos 500 millones de euros a la subvención de trabajos menores.
Peor aún, algunas empresas que emplean a trabajadores temporales se niegan a pagarles sus salarios correspondientes, una vez realizados los trabajos. Si los trabajadores se quejan, son amenazados con despidos, que, en muchos casos se hacen efectivos.
Sindicatos alemanes como IG Metall documentan las violaciones a los derechos laborales de los trabajadores temporales, como que los días de enfermedad, por ejemplo, son convertidos en días de vacaciones.
Trabajo temporal, ¿también una oportunidad?
Anne Rosner es propietaria de una firma de trabajo temporal y representa los intereses de la asociación IGZ. “En nuestro sector también hay ejemplos positivos”, dice Rosner. Según ella, “dos terceras partes de los trabajadores temporales logran conseguir un trabajo calificado y el 70 por ciento quiere quedarse en las empresas en las que presta sus servicios temporales”.
Entre tanto, el gremio ha acordado más y más serios controles por parte de las autoridades laborales, además de pactar el pago de – mínimo – 8,19 euros por hora de trabajos menores.
Autor: Wolfgang Dick / jov
Editora: Emilia Rojas