Radiación tras accidente de Fukushima no era nociva

Los niveles de radiación a los que fueron expuestos los japoneses, incluidos los habitantes de la prefectura de Fukushima, tras el accidente de la planta nuclear que siguió al terremoto y al tsunami de 2011, fueron menores al límite que se considera nocivo para la salud.

Así lo establece un informe elaborado por un grupo internacional de 30 expertos convocados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que analizaron las dosis de radiación encontradas en las personas que habitaban en la localidad de Fukushima (a más de 20 kilómetros de la central), el resto de japoneses, los residentes de países vecinos y representantes del resto del mundo.

La conclusión del informe es que ninguno de estos grupos cuenta con niveles de radiación superiores a los límites peligrosos para la salud, establecidos por la Comisión Internacional de la Protección a la Radiación (ICRP).

La ICRP recomienda niveles de radiación por debajo de la banda 20-100 mSv (milisieverts) y los mayores niveles de radiación se encontraron en habitantes de dos de las localidades de la prefectura de Fukushima pero se limitaron a una banda de 10-50 mSv.

El sievert mide las dosis de radiación absorbida por la materia viva, y en milisieverts se indican los síntomas en humanos por radiación acumulada durante un año.

«En la prefectura de Fukushima y en las prefecturas vecinas las dosis efectivas estimadas están por debajo de los niveles de referencia acordados internacionalmente», concluye el informe.

El texto señala que las dosis encontradas tanto en las prefecturas cercanas a Fukushima como en el resto de Japón «son bajas».

Asimismo, indica que «se puede concluir que las dosis estimadas fuera de Japón causadas por el accidente de la planta de Fukushima están por debajo (y muy por debajo) de los niveles de dosis establecidos por la protección radiológica como ‘muy pequeños'».

Las cifras indican que a excepción de esas dos localidades de la prefectura de Fukushima donde los niveles fueron de 10-50 mSv, en el resto de las localidades se establecieron en 1-10 mSv; en las prefecturas vecinas a la del accidente se situaron entre 0.1-10 mSv; y en el resto de la región entre 0.1-1 mSv.

En el resto del mundo los niveles estimados fueron menores a 0.01 mSv y, en general, «bastante menores» a este límite.

El estudio también analizó los niveles de radiación encontrados en las tiroides de las personas evaluadas y obtuvo conclusiones similares.

Los expertos hicieron las mediciones en base a la información pública proporcionada por el Gobierno de Japón e hicieron su evaluación teniendo en cuenta: la exposición externa de las personas a los radionúclidos presentes en el suelo o a los que contenía la nube radiactiva; a la posible inhalación de los radionúclidos, o su ingestión a través del agua o de la comida.

Asimismo, dividieron a la población en tres grupos de edades: 1 año, 10 años y adultos.

El texto concluye que las personas que absorbieron mayores niveles de radiación fue a causa de la inhalación y a la exposición tanto a la nube de radiación como al contacto con suelo contaminado.

Conforme se alejan de la zona del accidente, las personas fueron expuestas a la radiación a través del consumo de alimentos radiactivos.

El estudio no analizó los niveles de radiación de las personas que estuvieron en un radio de menos de 20 kilómetros de la central nuclear, ni los trabajadores que trabajaron en ella tras el accidente.

Las conclusiones del informe son exclusivamente sobre los niveles de radiación y no analiza en profundidad los riesgos generales para la salud de las personas que estuvieron expuestas, una evaluación a la cual se dedica otro grupo de trabajo internacional convocado por la OMS y cuyas conclusiones se conocerán durante este verano boreal.

Fuente: www2.esmas.com

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