Impacto ambiental. Una inspección constató que la firma sólo hizo algunas reformas exigidas por las ordenanzas. El municipio de Firmat concretó la medida. Antes, una jueza hizo lugar a un amparo contra la empresa.
Firmat. La Municipalidad de esta ciudad procedió ayer a clausurar la planta de acopio de una empresa cerealera ubicada en plena zona urbana. La medida llegó un día después de que la última inspección realizada constatara que la firma había cumplido parcialmente con las indicaciones formuladas para que hiciera una serie de reformas en sus instalaciones a fin de evitar evitar el fuerte impacto ambiental que provocan sus actividades.
Según se pudo saber, el pasado 10 de abril venció el plazo para que la firma Nidera acondicionara el extenso predio que ocupa junto a las vías de ferrocarril, entre los bulevares Solís y Colón. Como las mejoras no se realizaron en tiempo y forma, el juez de faltas Darío Girotti ordenó la clausura del lugar.
El procedimiento se llevó a cabo en horas del mediodía de ayer con la intervención de personal policial y del cuerpo de inspectores municipales, encabezados por el titular del área de Medio Ambiente local, Luis Di Paolo.
«A partir de nuestro informe el juez dictaminó la clausura preventiva hasta que se realicen todas las mejoras que se les indicó desde la Municipalidad», señaló el intendente firmatense Carlos Torres.
La medida se basó sobre la larga lista de reclamos que durante décadas realizaron los vecinos del lugar, quienes evidencian padecimientos de salud por consecuencia del polvillo, los ruidos y la contaminación de los productos que se utilizan en el manejo de los granos.
Para dar un ejemplo de la gravedad de sus reclamos, los vecinos graficaron la situación que soportan desde hace años con un sola frase: «No quedó una flor». A pesar del marco de requerimientos planteado, las sucesivas advertencias realizadas por las autoridades municipales a la empresa nunca tuvieron éxito.
Según Torres, la actividad de la cerealera excede en mucho los niveles permitidos de polvillo que están estipulados por la ordenanza que regla dicho proceso en esta ciudad.
«Para adecuarse a los parámetros que le requerimos, la empresa tenía que hacer una serie de mejoras que incluían un cerramiento en las cintas transportadoras y de descargas hacia camiones y vagones», explicó el intendente.
Otra empresa en la mira
Torres también adelantó que la Municipalidad está sustanciando un expediente similar por contaminación de polvillos y ruidos a Cereales Firmat. «Si no hacen las cosas como corresponde vamos a actuar con la misma rigurosidad con que actuamos con Nidera», comentó Torres.
Desde hace meses un vecino de esta empresa viene haciendo denuncias por las forma deficiente en que se realiza la manipulación de los granos, lo que genera un alto grado de polvillo que se asienta e invade sus propias instalaciones.
Reacción tardía
La abogada Patricia Ferrareto, representante legal de Vicente Ginner, un vecino damnificado por las condiciones ambientales que genera la planta de Nidera, presentó un amparo contra la cerealera, al que la jueza de distrito Silvia Pozzi hizo lugar el pasado 8 de abril.
En el recurso se solicita el cese de las actividades hasta que las instalaciones funcionen en forma adecuada, sin ocasionar perjuicios al vecindario. La medida también fue notificada a la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia y a la Fiscalía de Estado.
Sin embargo, para Ferrareto la clausura que ayer realizó la Municipalidad obedece a una tardía reacción del Juzgado de Faltas, que aplicó una sanción después de una acumulación impresionante de constataciones de las que surgen en forma clara los perjuicios que experimenta el vecindario por la actividad de Nidera, que van desde molestias de todo tipo hasta serios problemas de salud.
«Lamentablemente se llega a estas instancias por la falta de respuestas por parte de las autoridades durante largo tiempo. Esperemos que ahora la Justicia llegue a remediar esta situación, y por la vía de la acción de amparo logremos que esta empresa no ocasione más daño a la salud pública de Firmat», enfatizó la letrada.
Los días contados
De acuerdo a una ordenanza, las cerealeras deben levantar sus instalaciones de la zona urbana en el año 2013. La fecha surge de la reglamentación dada por el Concejo en 1988, cuando se les concedió 25 años para trasladarse. Firmat, como tantas comunidades de la Pampa Húmeda, es agrodependiente, pero el crecimiento urbano entró en contradicción con la ubicación de las plantas de acopio y tratamiento de los cereales. Con la tecnificación del campo, dicho escenario cambió y entrampó al medio ambiente con contaminación del aire, además de visual y acústica.
Polvillo con veneno
Víctor Schimd, un vecino del barrio Malvinas de Rosario que participa de la lucha contra la contaminación ambiental, explicó que en la manipulación de granos hay plaguicidas que se usan en los cultivos. «Si esos vecinos se hacen un análisis para detectar productos clorados, casi con seguridad los van a encontrar», señaló y sostuvo que esos elementos ingresan al organismo por vía digestiva, respiratoria, por la piel y hasta por la mucosa, acumulándose en los tejidos grasos.
Silvia Carafa / La Capital
Fuente: Diario La Capital
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