A contramano. El 84% no usa ojo de gato, el 48% no respeta los semáforos y el 88% circula por la izquierda.
Las ordenanzas cumplieron dos y cuatro años. Tránsito lanza este fin de semana una campaña de «concientización».
Una encuesta hecha por la Dirección de Tránsito entre mayo y junio de este año entre 15 mil ciclistas de la ciudad arrojó resultados decepcionantes: el 84 por ciento no usa ojo de gato, el 48 por ciento no respeta los semáforos y el 88 por ciento circula por la izquierda. El relevamiento pone en evidencia el incumplimiento de la ordenanza Nº7.513 que estableció un ordenamiento vial con un registro de propietarios de bicicletas, reglas de circulación y normas de seguridad obligatorias para circular. La directora del área, Hebe Marcogliese, reconoció que «no se ha podido multar a ningún infractor porque los ciclistas se resisten y no acatan la orden de los inspectores, así resulta imposible detenerlos».
Frente a este cuadro de situación, a partir de este fin de semana, Tránsito lanzará una campaña de uso de elementos de seguridad y actitudes responsables entre los ciclistas rosarinos, pero sin aplicar sanciones. Los accidentes protagonizados con bicicletas ocupan el segundo lugar luego de los motociclistas.
En el período octubre de 2004 a agosto de 2005, el 22 por ciento de los ingresados a la guardia del Hospital de Emergencias fueron ciclistas, superando a los peatones y lesionados en autos y camionetas.
La mayoría de los rosarinos que usan habitualmente la bici infringen las normas de tránsito: cruzan el semáforo en rojo, van por el carril izquierdo y a contramano.
En muchos corredores viales y grandes avenidas es común que los ciclistas impongan sus propios códigos de tránsito. Suelen pedalear formando hileras de tres y hasta cuatro por Oroño, 27 de Febrero, Pellegrini, Seguí, Avellaneda y Presidente Perón (donde hay ciclovías pero casi nadie las usa, al igual que un tramo de Oroño y Buenos Aires).
Sondeo alarmante
La Dirección de Tránsito entrevistó a 13.543 hombres y a 1.872 mujeres que andan en bici en los distritos oeste, centro, norte y sur. El sondeo finalizado en junio pasado contrasta con el ordenamiento vial estipulado en la ordenanza Nº7.513.
«De las 340 mil bicicletas que circulan por Rosario, en casi ninguna se usa el casco de protección, salvo los que hacen deporte», reconoció Marcogliese. Idéntica situación pasa con la colocación de ojos de gato en la bici y elementos refractarios.
La ordenanza – vigente desde el 8 de mayo de 2003 – exige la creación de un registro municipal de bicicletas que nunca fue reglamentado por el Ejecutivo.
Según reza el texto de la ordenanza, los comercios del rubro deberían grabar el número registral debajo de la pedalera y en el cuadro, y comunicar al registro de propietarios de bicicletas las ventas efectuadas. La misma situación debía darse con la transferencia o baja de bicicletas.
Inclusive existen otros aspectos que son letra muerta. Por ejemplo, cada ciclista debería circular con documentos, utilizar exclusivamente las bicisendas o usar sólo el carril derecho.
Para estar en regla cada ciclista debe usar el casco de protección, así como ropas claras y visibles.
También tienen prohibido transportar a otros, colgarse de otro vehículo, andar por autopistas, cruzar los semáforos en rojo, en paralelo, a contramano, en peatonales, con auriculares, en zig-zag o haciendo willy.
Cada rodado debería estar equipado con elementos retrorreflectivos en pedales y ruedas, uno delantero blanco y otro trasero rojo. A su vez deberían portar timbre, corneta o bocina; también destelladores con baterías o pilas y espejo retrovisor.
Frente al contraste entre la norma y los datos del censo hecho este año, Marcogliese aseguró que «es necesario trabajar sobre la conciencia de la gente con un fuerte compromiso de la sociedad y de las entidades intermedias». La funcionaria reconoció que el poder de policía de los inspectores resulta casi nulo a la hora de ejercer el control. «No se pueden labrar multas a personas sin identificación, además este procedimiento resultaría muy ríspido desde el punto de vista social», admitió la funcionaria.
En este sentido, la preocupación del Ejecutivo está centrada en trabajar sobre la conciencia y la educación vial de los ciclistas para lograr resultados a mediano plazo. «Aplaudo la ordenanza, pero hoy debemos avanzar sobre las normas de circulación más que en crear un registro de bicicletas», advirtió Marcogliese.
A partir del próximo mes, Tránsito invitará a las empresas de la construcción, siderúrgicas y otras compañías a que adhieran a una propuesta que podría reducir costos en accidentes laborales. «Vamos a sugerirles que les provean cascos a sus empleados, y ojos de gato para circular seguros en bicicleta. Si logramos este objetivo seguramente se producirá un efecto contagio en el resto de los 100 mil rosarinos que usan bicicletas para circular», detalló.
Para defender al peatón
En otro orden, la ordenanza Nº7.181 de mayo de 2001 estableció para toda la ciudad la puesta en marcha del código del peatón que salvaguarda sus derechos e impone duras sanciones a los conductores.
Por ejemplo, la norma establece que «en los casos en que se compruebe que el conductor de un vehículo realice una maniobra que implique poner en peligro la integridad física del peatón, será penado con multas de 300 a 970 pesos», siendo la multa agravada en el casos de peatones discapacitados con montos de 400 a 970 pesos. Y a su vez impone que cada peatón cruce exclusivamente por la senda de las esquinas. Pero a cuatro años de su vigencia, la directora de Tránsito reconoció que aún no rige como ordenanza.
El actual diputado socialista, y ex concejal Raúl Lamberto es el padre de ambas criaturas legislativas. «Este es un país al margen de la ley, por eso el acatamiento de las normas de convivencia nos cuesta tanto. Como autor del código del ciclista y del peatón nunca pretendí que las conductas se cambien de la noche a la mañana, es todo un proceso», justificó Lamberto para preguntarse: «¿Cuántos años demoró el uso del cinturón de seguridad? ¿Cuántos motociclistas andan por la calle sin casco?».
Lucas Ameriso / La Capital