El fuego, que fue provocado según el propietario, causó desperfectos valorados en 50.000 euros
El paraguas sin estrenar que Milagros Boo Rivera (80 años) guardaba a la entrada de su casa quedó como un colador. Las chipas de la explosión se colaron de rondón por la escalera exterior de su vivienda, atravesaron el umbral de la puerta y se metieron de lleno en el paragüero. Ya de paso, destrozaron los cristales de la ventana y la puerta.
Esta vecina de Pazos (San Cibrao das Viñas) asegura que la madrugada del miércoles se le metió en el cuerpo de mala manera. ‘Nunca escoitara na miña vida un ruido tan grande; primeiro foron pequenos estoupidos, despois tres grandes y un final que abaneouno todo’, relataba ayer. Tuvo tanto miedo que no se atrevió a salir de la habitación hasta que la vinieron a buscar.
La pequeña localidad de Pazos se convirtió a las 02,25 horas de la madrugada en un pueblo asustado. Tras las explosiones, todos pudieron comprobar la gran llamarada que salía de la ambulancia que Marcial Oliveira Babarro, que esa noche estaba de guardia, había aparcado a la entrada del pueblo dos horas antes tras trasladar a un enfermo de la ciudad a la clínica Cosaga. Un vehículo relativamente nuevo, ‘matriculado en diciembre de 2009 y con apenas 100.000 kilómetros’, según señaló Oliveira, su conductor habitual, quien al presenciar la llamarada no pudo reprimir las lágrimas.
Su hija María de los Ángeles Oliveira era de las pocas personas que minutos antes del estallido aguardaba despierta, viendo la televisión. Ella escuchó el ruido pero pensó en algo menos caótico: ‘A veces veñen coches a facer trompos’.
La explosión en la ambulancia de transporte colectivo, debido a la presencia de bombonas de oxígeno, impactó de distinta manera en cada uno de los vecinos: desde un disparo hasta la explosión de un calentador o incluso un terremoto, tal como le ocurrió a Juan Iglesias Campos.
El fuego, que calcinó por completo la ambulancia, provocó daños en tres casas (cristales rotos) y en un coche sin carné aparcado en las proximidades. En total, los desperfectos superan los 50.000 euros (sólo la ambulacia está valorada en 45.000).
VALORACIÓN
Francisco Javier Gómez, el propietario de Ambulancias Bande, de cuya flota formaba parte el vehículo calcinado, tiene serias sospechas de que el fuego fue provocado, enmarcándolo en las tensiones surgidas en la negociación del convenio colectivo y la convocatoria de huelga. ‘Esa misma madrugada también apareció otra ambulancia con las cuatro ruedas pinchadas en Xinzo’, explicaba al tiempo que expresaba su preocupación: ‘Pido una seria reflexión porque esto está cogiendo un cariz que no es normal; los recursos no son ilimitados y estos actos vandálicos repercuten, en la calidad del servicio que se presta a los ciudadanos’.