El cáncer profesional existe

El cáncer figura como enfermedad laboral en el listado de Enfermedades Profesionales, incluso se ha ampliado en el nuevo. Sin embargo, continúa siendo ajeno a la preocupación preventiva tanto de las empresas como de los servicios de prevención. Por su parte, Osakide-tza lo achaca a hábitos individuales insanos y la pregunta al paciente suele ser: ¿cuánto fuma, cuánto alcohol consume? Se olvidan del ¿dónde, cómo y con qué trabaja?

Los datos sobre la muerte de trabajadores por cáncer profesional son dispares. La OIT asegura que cada año mueren más de 600.000 en todo el mundo, lo cual supone multiplicar por cuatro o cinco las ya de por sí inadmisibles cifras de muertes por accidente de trabajo. La Agencia Europea de Seguridad y Salud habla de 8.900 muertes por accidente laboral en Europa y entre 31.000 y 56.000, consecuencia del uso de sustancias peligrosas en el trabajo; de éstas 21.000 por amianto. En cambio, las estadísticas del Ministerio de Trabajo, incluido las del Gobierno Vasco u Osalan señalan que «no hay muertes por enfermedad profesional, sólo leves lesiones musculoesqueléticas e hipoacusias», lo que supone generar una pobreza de cultura y acción preventiva en las empresas, los SPA o el olvido de los médicos de Osakidetza, sobre la relación de la enfermedad con los riesgos laborales.

Con motivo de la celebración el próximo 28 de abril del Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo, y coincidiendo con la campaña de la Confederación Sindical Internacional para prevenir el cada vez más extendido uso laboral de sustancias cancerígenas (unido a la exigencia de prohibición del uso o comercialización del amianto), CCOO de Euskadi está potenciando el esfuerzo por la visualización y el reconocimento de innumerables muertes y enfermedades producidas por este tipo de exposición laboral.

Cuando CCOO pelea por el reconocimiento de las víctimas del amianto no lucha por «cosas viejas» como ha manifestado algún directivo empresarial; la manipulación laboral de cancerígenos crece sin cesar y la información sobre los riesgos de trabajar expuesto a cancerígenos (asfalto, disolventes clorados, sílice cristalina, polvo de madera, arsénico, formaldehído, plomo, plaguicidas, desinfectantes, aceites minerales, fluidos de corte…) brilla por su ausencia al igual que una adecuada prevención. Esto supone admitir una «acción asesina retardada» (ya que la enfermedad tarda un par de décadas en hacerse patente). Por ello resulta inadmisible que la mayoría de las empresas y Servicios de Prevención eludan esta información y prevención pues la mínima exposición o inhalación de estas sustancias es suficiente para causar la enfermedad y una muerte prematura.

Así se les ha reconocido a casos de empleados afectados por cáncer profesional y asbestósis de F. Bereciartu, Sidenor, Nervacero, Paisa, Elezqui, Envases Metalúrgicos de Alava, Arcelor-Olaberría, CAF, F. Flexic, Coches Cama Wagón Lits… Sin una acción sindical, todas ellas habrían quedado ocultas, ya que tras superar múltiples zancadillas de las empresas, mutuas y Administración, se ha posibilitado la adopción de medidas preventivas ante la eventual aparición de nuevos enfermos.

Queda mucho por hacer. Que Osalan, mutuas, servicios de prevención u Osakide-tza reconozcan el origen profesional del cáncer no es hoy día muy factible. Creemos necesario generar un cambio cultural y de actitud social, igual o más fuerte que la generada en torno a las sorderas profesionales generadas por el ruido laboral, profundizando en la información, conocimiento y sustitución de las sustancias cancerígenas. Los trabajadores y trabajadoras tienen que exigir información, controlar las etiquetas de los productos manipulados, reclamar la sustitución de las sustancias más peligrosas, comunicando al sindicato cuando se sospeche del origen profesional de una enfermedad.

CCOO dará un nuevo impulso al reconocimiento del cáncer profesional, promoviendo asambleas y movilizaciones, para exigir la prevención de los riesgos laborales, mas allá del riesgo de accidente y una vigilancia específica de la salud, para evitar la ocultación de las enfermedades laborales.

La división sindical en esta materia no se justifica. Una unidad de acción sindical supondría sin duda un gran empuje a la acción reivindicativa. Si no hay voluntad para actuar juntos, animamos a la «mayoría sindical» a dejar a un lado las descalificaciones mentirosas y las convocatorias puramente mediáticas, cambiando palabras por hechos prácticos. El esfuerzo merece la pena. Ganaría la cultura de la prevención. Ganaríamos todos.

Por Jesús Uzkudun
Responsable de Salud Laboral CCOO Euskadi

Fuente: www.noticiasdealava.com

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