La explosión de una caldera destruyó una planta láctea en Los Quirquinchos

Violentísimo. La onda expansiva de la detonación fue de tal magnitud que arrojó pedazos de hierro a 300 metros a la redonda.
El siniestro dejó un saldo de cuatro personas heridas, tres de gravedad, y numerosos animales muertos.

Los Quirquinchos (Santa Fe – Argentina). La explosión de la caldera de una cremería de esta localidad dejó ayer como saldo cuatro heridos de distinta gravedad, una docena de animales muertos, una montaña de hierros retorcidos y pedazos esparcidos hasta unos 300 metros a la redonda del lugar en que se produjo el accidente.

Diez minutos antes de las 12 un estruendo sacudió la habitual tranquilidad del mediodía en el pequeño pueblo, situado a la vera de la ruta provincial 93, a unos 120 kilómetros al oeste de Rosario.

La onda expansiva que se generó fue de tal magnitud que la caldera siniestrada voló hasta un campo contiguo, pasando por encima del camino que está de por medio.

Los heridos fueron identificados como Raúl Alfredo Bovo (54 años); Omar Lombardelli (56); Walter Escobar (42) y Walter Villalba (21). Los tres primeros, después de recibir la atención médica de urgencia en el Samco local, fueron trasladados al Hospital de Emergencias de Rosario, mientras que Villalba fue internado en un sanatorio de la ciudad de Firmat.

Según fuentes policiales, los peritajes serán los que develen las causas del accidente. «La presión del vapor habría provocado la violenta explosión, pero resta confirmar las causas que lo produjeron», señalaron.

El estallido se produjo a las 11.50 en las instalaciones de la cremería Tiborán, ubicada en el cruce de la ruta 93 y la calle Pacto Federal, en el límite sudoeste de Los Quirquinchos.

De acuerdo a lo que trascendió, además de las cuatro personas que resultaron con heridas de distinta gravedad, en el momento en que se originó la explosión de la caldera había otros dos o tres operarios trabajando en el lugar, pero que no resultaron afectadas porque estaban fuera del radio de acción de la tremenda onda expansiva.

Pocas horas después de haberse desencadenado la detonación, el lugar era un escenario desolador en el que ardían los últimos fardos que estaban en las cercanías y se habían incendiado con las llamas lanzadas por la explosión.

En medio de un fuerte olor acre, decenas de cueros esparcidos daban cuenta de la violencia con que los animales fueron arrasados por la caldera a leña que terminó incrustada en un campo lindero, a algo más de 200 metros de su emplazamiento original. Pero ese no fue el único objeto que se diseminó porque también salieron disparados partes del revestimiento interno con que estaba construida la caldera, cuyos restos fueron hallados a gran distancia. «Cayeron del otro lado de la ruta», relató un testigo.

«Iba a dar una vuelta por acá, pero al final decidí no venir; Dios quiso que no lo hiciera porque habitualmente lo primero que hago cuando llego es saludar a mi primo», relato Claudia, refiriéndose a Bovo, quien resultó gravemente herido en el accidente.

Aún conmocionada por los hechos, mientras atendía en la pequeña recepción que tiene la planta láctea, la mujer explicó que en el establecimiento el trabajo depende de la cantidad de leche que haya que elaborar, por lo que allí había mucha actividad a pesar de ser ayer un día feriado.

Los heridos recibieron la primera atención de emergencia en el Samco de Los Quirquinchos. Su director, Héctor Molina, relató que a apenas recibió el aviso del accidente dispuso todo lo necesario para asistir a los heridos.

«Enseguida, el primero que llegó fue Bovo, quien presentaba una herida tremenda en una pierna, que estaba casi seccionada a la altura de la ingle, con venas y arterias sangrando», relató el facultativo, quien acotó que en la enorme lesión había arena, gramillas y esquirlas. En la planta láctea del establecimiento donde se produjo la explosión de la caldera se elaboran quesos y pasta para mozzarella con la leche que le entregan los tambos de la zona.

Los productos se comercializan en Buenos Aires, donde reside el propietario de la firma, Luis Ancona, quien desde allí acudió apenas conoció el accidente, que ocurrió pocos días después de que fuera objeto del robo de un cargamento de quesos por un valor estimado en 30 mil pesos y que fuera denunciado por Bovo.

Según versiones que La Capital pudo recoger en el lugar, en el predio de la firma siniestrada funcionaron distintos emprendimientos lácteos. Desde hace unos tres años, nuevos propietarios remozaron la planta en la que funcionan tres calderas alimentadas por gas, gas oil y leña. Entre las primeras especulaciones que se hicieron se señalaba que afortunadamente el tanque que salió despedido por la explosión lo hizo en sentido contrario de donde pasa la ruta 93. «Si hubiera ocurrido al revés, el desastre pudo haber sido mucho mayor», conjeturaron.

Solidaridad en plena ruta

Maricel Banci es médica y ayer circulaba por la ruta 93 cuando un tumulto atrajo su atención. «No dudé, pensé que podía haber alguna vida en peligro, fue algo instintivo», señaló y agregó que al bajar de su auto se encontró con tres personas heridas en el piso que eran asistidas por los bomberos.

Entre las lesiones que atendió, la profesional citó pérdida de partes blandas de un pie, traumatismos cerrados de abdomen y de tórax, quemaduras, fracturas expuestas y lesiones faciales.

Según Banci, que amerita experiencia en la atención de urgencias, la labor de los bomberos fue fundamental. «Al momento de organizar daban muestras de tener muy en claro la manera en que debían actuar, tanto en la inmovilización de los heridos como en el traslado; tuvieron una actuación perfecta», consideró.

Para Raúl y Lionel Sequeira, integrantes del cuerpo de bomberos voluntarios de Los Quirquinchos, cuando llegaron a la cremería encontraron un escenario desolador. «Acá nos conocemos todos y eso hace las cosas más difíciles, porque nos causa mucho dolor», explicaron.

Silvia Carafa / La Capital

Fuente: Diario La Capital

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