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Visibilizar los caidos en el trabajo

Una de las experiencias mas conmovedoras de mi visita a Oregon, fue el momento de conmemoracion del 28 de abril, en el que se paso a dar dar lectura de los nombres de los más de 100 trabajadores caidos (muertos en el trabajo) en el Estado, un agudo toque de campanita acompañaba al final la memoria de cada uno.

Cada sonido vibraba en el corazon y a muchos nos nublaba la mirada.

Las cifras de 2.2 millones de muertos a nivel mundial y los datos cuantitativos, los homenajes a los que «hacen tanto» por la salud y seguridad en el trabajo, los reconocimientos, tan frecuentes en otros 28 de abril que asistí, y a la que – no se si los latinoamericanos o solo los peruanos -, somos tan afectos, me llenaba de frustracion.

Recuerdo que en la pelicula «Una tormenta perfecta», los pescadores tenian en un salon los nombres de sus caidos.

Cada uno de nuestros muertos es especial, mas alla de las cifras. Es una derrota de nuestra impotencia, nuestras limitaciones y negligencia, mas aun de nosotros los «especialistas». Tal vez los 28 de abril deban ser para sentir verguenza propia y ajena, y cada muerte sea una campanada.

Por ello, la sugerencia a raiz de una conversacion con Estela Ospina, amiga en Peru de estos batallares, seria que podamos no solo contabilizar nuestros muertos, sino visibilizarlos. Ir haciendo una lista de los caidos (quien sabe en el futuro tengamos sus nombres en algun lugar especial por siempre), que permita ser consciente de nuestras limitaciones, que nos conmueva y nos llame a verguenza, y a la accion urgente y al mayor compromiso.

Hace unos dias contabamos que Alcides Berrocal Sierra de 25 años habia muerto aplastado por un muro en una construccion. Lo que no dijimos, ni dice la noticia, es que tenia una semana en Lima, que deja dos padres ancianos en la zona mas pobre de los andes peruanos, me imagino ya no el desamparo, sino el enorme desconsuelo de estos ancianos y la insondable ausencia del resto de sus dias.

Si fuera mi hijo o mi hermano, o si fuera yo mismo, que seria de mi y de los mios. Cada muerte me da directo al corazon y nubla la mirada como esa aguda campanita.

Walter Varillas

Fuente: RED DE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO – RSST

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