La Justicia consideró que el padecimiento psicológico que recibió el trabajador durante esos años hacía casi imposible su reinserción en el mercado laboral.
La acción la entabló un gerente que fue despedido en 2006 «sin causa, obedeciendo a una profunda reestructuración de todos los medios materiales e inmateriales de ambos bancos involucrados en la operación de venta», según esgrimió la empresa para romper el vínculo laboral.
Sin embargo, los camaristas Luis Raffaghelli y Juan Carlos Fernández Madrid, en su carácter de integrantes de la Sala Sexta del Tribunal de Apelaciones, señalaron que «el HSBC y su entonces presidente deben responder solidariamente por acciones de conducta que exceden notoriamente lo que es un mero despido sin causa».
En ese sentido, los magistrados recordaron que el trabajador «en su carácter de Gerente del Departamento Legal del BNL actuó durante los graves hechos producidos entre los años 2001 y 2005 en el país como consecuencia de la emergencia financiera que pesificó los depósitos bancarios e intervino en el proceso de venta de la entidad (la Banca Nazionale del Lavoro) al adquirente HSBC».
“Ello lo expuso a una fuerte situación de estrés, atento a la responsabilidad que le cabía en la resolución de los miles de amparos promovidos por los ahorristas en todo el país contra la entidad que el actor representaba”, sostuvieron los camaristas.
Estos señalaron que ello le produjo «lesiones en su esfera íntima que perjudican su imagen laboral, limitando seriamente su posibilidad de reinserción laboral, en un ambiente altamente competitivo como en el que se desempeñaba».
Los jueces recordaron que el gerente despedido tenía a su cargo 24 personas y «entre 2002 y 2006 ingresaron al Banco BNL 12.293 amparos, asignados a distintos estudios externos de plaza, supervisados por el actor», quien además «participó en 64 reuniones del Comité de Lavado de Dinero de la BNL».
Además, se menciona que este gerente «atendía 150 demandas diarias hasta fines de 2005», y cuando «la policía venía a buscar al presidente del banco era él quien debía concurrir a los juzgados y soportar las consecuencias».