El joven, que trabaja como albañil, se encuentra internado en el hospital Centro de Salud.
En las últimas horas trascendió que un joven, de profesión albañil, habría perdido su mano tras la explosión de una herramienta de trabajo. El hecho habría ocurrido mientras realizada sus horas en el barrio 25 de Mayo.
La versión trascendida, unos agentes de la Policía le solicitaron al joven que le realicen un corte con la amoladora a un artefacto que resultó ser explosivo y causante del accidente.
Cuando la víctima comenzó a realizar dicho corte, este material explotó y, a causa del impacto, el joven perdió su mano. Actualmente, se encuentra internado en el hospital Centro de Salud.
Es una herramienta peligrosa
No es la primera vez que pasa un accidente con una amoladora. Dentro del Hospital Iturraspe de San Francisco no podían creer lo que ocurría el pasado 2 de agosto. Los médicos y enfermeras quedaron atónitos esa tarde en que Juan Brillada ingresó caminando al centro de salud con un enorme disco de amoladora incrustado en su rostro. Pese a la gravedad de la situación, el joven de 20 años no gritaba ni lloraba. Estaba totalmente consciente.
Ese día,mientras literalmente construía el sueño de su casa propia, Juan –que vive en Josefina- sufrió un terrible accidente doméstico y de milagro la puede contar. Fue el momento en que su vida cambió para siempre.
Todo ocurrió cuando maniobraba una amoladora y el disco que utilizaba se partió. El destino quiso que la mitad de este impacte directamente en su rostro, provocándole graves lesiones: la pérdida de un ojo y un corte profundo en la caraque estuvo a solo milímetros de lesionar el cerebro.
“Esa tarde llegué de trabajar, saludé a mi hijo Lionel y me puse con la obra en mi casa. Estoy terminando mi casita en el patio de mi suegra”, recordó Juan.
“El disco no era para esa amoladora. Se ve que apreté mucho la máquina y se reventó, se partió en dos. Una parte no sé dónde fue a parar y la otra se encastró en mi rostro”, recordó.
La suegra de Juan, Carolina Barale, fue la primera que lo asistió debido a que los otros integrantes de la familia no podían salir de su estupor. Rápidamente llamaron a la Policía de Josefina y en un móvil lo trasladaron al Hospital Iturraspe de San Francisco.
“No me podían sacar el disco, por eso llegué al hospital con el disco en la cara. Lo primero que hicieron fue llevarme a una habitación del hospital donde me durmieron. Pero cuando me desperté lo tenía todavía porque no había llegado el médico. Ahí pregunté por el ojo y me dijeron que iban a hacer todo lo posible pero creían que no se podía salvar”, relató.
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