31/05/2011
Como técnico electricista se graduó Oscar Manuel García Montilla y desde hace 25 años se dedicó en cuerpo y alma a su profesión. Hace ocho años, el hombre de 46 años consiguió empleo en una empresa de reparación de transformadores, ubicada en la Zona Industrial II de Barquisimeto, estado Lara.
Según relataron algunos empleados de la misma compañía, el jefe de planta, alrededor de las 8 y 30 de la mañana de ayer, ingresó al laboratorio para cumplir una labor rutinaria: probar un transformador reparado.
Cuentan los obreros que el gran error que cometió García, fue no colocarse los guantes de seguridad. Aunque hubo otra trabajadora que aseguró que sí cargaba todos los implementos de trabajo.
Lo cierto es que el trabajador tomó las dos pinzas, que van conectadas desde el cuarto del laboratorio, y se las colocó al transformador. Los cables utilizados conducían una corriente de 320 voltios.
Al parecer hubo una mala manipulación por parte de García, un contacto con un dedo hizo que fuera blanco de una fuerte descarga eléctrica.
El compañero que se encontraba dentro del cuarto, al ver al jefe de planta de rodillas, temblando y sin poder soltar los cables, salió corriendo hacia García e intentó separarlo de las pinzas.
Una vez que el cuerpo del hombre cayó en el piso, el obrero gritó pidiendo ayuda al resto de los trabajadores.
Alrededor de ocho personas ayudaron a levantarlo, lo montaron en su propio vehículo hasta el Seguro Social Pastor Oropeza, en donde ingresó sin signos vitales.
Funcionarios de la Brigada Contra Homicidios del Cicpc de Barquisimeto, hicieron el respectivo traslado del cuerpo hasta la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda.
Posteriormente los investigadores se trasladaron hasta la empresa para realizar las inspecciones y entrevistas con el personal que estaba en el momento del accidente laboral.
Una familia llora su pérdida
A las 9 de la mañana de ayer, Iride Malpica recibió una llamada telefónica de la empresa donde laboraba Oscar García.
Le indicaban que su cuñado había fallecido producto de un accidente laboral.
«Esto es un dolor tan grande Dios mío», repetía una y otra vez la esposa del hoy fallecido mientras se apoyaba en las paredes del Seguro Social. Alrededor de la morgue del Pastor Oropeza también se encontraban familiares y amigos de la víctima fatal, quienes no paraban de llorar la pérdida de su ser querido.
La víctima estaba residenciado en la urbanización Ciudad Satélite, ubicada en la avenida principal del barrio El Tostao, al oeste de la ciudad.
Con su muerte quedan huérfanos cuatro hijos, entre ellos un pequeño bebito de 7 años que para el momento en que su padre sufrió el accidente se encontraba en la escuela, ajeno a toda la tragedia y dolor que embargaba a la familia.