Manuel Bestratén Belloví es un experto en seguridad en el trabajo y gestión de la prevención con más de 40 años de experiencia en este campo. Es consejero técnico del Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo (INSSBT), además de haber colaborado con la OIT y el BID. El pasado miércoles impartió en Zaragoza una conferencia en el marco de un encuentro de delegados de prevención organizado por el sindicato UGT en el Centro de Formación Arsenio Jimeno.
–La Ley de Prevención de Riesgos Laborales ha cumplido 20 años, ¿qué ha cambiado?
–En este tiempo ha cambiado todo. Hemos pasado de una prevención reactiva a una proactiva, que genera valor a las empresa. Hay excepciones, pero en general las condiciones de seguridad y salud en el trabajo han mejorado sustancialmente. Los accidentes han disminuido, aunque en los tres o cuatro últimos años están subiendo ligeramente por circunstancias de un crecimiento económico que todavía se fundamenta en la temporalidad y la precarización del trabajo. Lo positivo es que hoy tenemos más de 10.000 técnicos competentes en prevención trabajando en las empresas, los sindicatos, las organizaciones empresariales y la Administración. Hacen una labor magnífica y ayudan a entender que la prevención es un valor, aunque a veces no es tan fácil.
–¿Cuáles son las asignaturas pendientes?
–No hemos generado todavía la cultura preventiva necesaria para consolidar el proceso de decrecimiento de la siniestralidad laboral que se había producido en las décadas anteriores. Pero esto se a va producir en un futuro. Al margen de la reglamentación y lo que exija la ley, el empresario debe de entender que en esta sociedad tan competitiva, si el trabajador no es respetado ni participa activamente en su proyecto empresarial, la empresa no tiene futuro. Las que no cuidan a sus trabajadores tienen los días contados.
–¿Qué aporta la prevención?
–La prevención bien hecha genera beneficio económico. Nosotros en el instituto (INSSBT) hemos hecho estudios científicos que demuestran la correlación matemática que hay entre la prevención de riesgos laborales y el nivel de excelencia empresarial y competitividad. Si se trata dignamente al trabajador, la empresa genera más beneficios. Hay índices de sostenibilidad que demuestran también que las empresas más responsables son también las que generan más beneficios.
–¿Eso cómo se consigue?
–Hay que situar el trabajador en el corazón de los sistemas: es lo más importante y valioso que hay en una empresa. Es algo que intuíamos pero que afortunadamente hoy podemos medir: podemos saber si una empresa tiene futuro según su nivel de innovación y la formación permanente de los trabajadores. Otro aspecto relevante es el liderazgo. Hay que enseñar a los mandos a dirigir, algo que en general falla en España.
–Cada vez se habla más de responsabilidad social corporativa (RSC), pero en ocasiones parece más márketing que realidad.
–Es cierto. Muchas veces es demagogia. El Libro Verde de la RSC de la Comisión Europea dice que la prevención de riesgos laborales y la atención a las condiciones de trabajo es la primera responsabilidad social. Si no atiendes dignamente a los trabajadores, déjate de filantropía. Nuestro crecimiento económico está siendo un referente en Europa, pero la mayoría de las empresas pequeñas van a desaparecer en dos o tres años. Por ello, debemos esforzarnos en generar una nueva cultura empresarial que permita entender que una empresa es un proyecto complejo pero fundamental en una sociedad.
–¿La precariedad laboral eleva el riesgo de accidentes?
–Sí. El trabajo debe ser estable y de calidad. La temporalidad no es saludable, Los trabajadores con contratos temporales se accidentan más que los fijos. Si las empresas quieren pervivir y ser competitivas, deben conjugar perfectamente responsabilidad, prevención de riesgos laborales y condiciones de trabajo dignas, y por supuesto innovación y mejora continúa en todos los ámbitos. Pero el crecimiento debe ser con los trabajadores pero no a su costa. Si seguimos con el modelo convencional de crecer a costa de unos trabajadores que cada vez cobran menos, estamos equivocados completamente.
–La recuperación económica no parece llegar a los salarios.
–El salario es un indicador de dignidad. Que haya trabajadores en España que no llegan a final de mes con su salario evidencia que algo está fallando. Pero si se cubren las necesidades vitales, el salario no es lo más importante. El trabajador requiere otras cosas: la conciliación de la vida laboral y familiar, respeto a la dignidad en el trabajo… Muchos trabajadores se van de las empresas porque sus mandos no les tratan bien.
–¿Se puede ganar competitividad subiendo salarios?
–Es un gran error pensar lo contrario. La competividad que se consigue a base de explotar cada vez más a los trabajadores es elemental, burda, no sirve. La competitividad buena va acompañada de aumentos salariales dignos. De producir más con la colaboración del trabajador, no a su costa. Y los beneficios deben ser repartidos con los trabajadores. Es algo que ya se hace en Estados Unidos desde hace mucho tiempo.
–La presencia de la mujer en la dirección de las empresas sigue siendo minoritaria.
–La mujer es la gran esperanza del futuro. La mujer ya está en el mundo del trabajo desde el siglo pasado, en el XXI va a pasar a dirigir las estructuras organizativas de las empresas y las condiciones de trabajo cambiarán porque tiene mucha más sensibilidad por el medio ambiente y las personas que el hombre. Si ellas hubieran dirigido el mundo, el planeta estaría menos contaminado.