Desde 2008, el tiempo no trabajado por incapacidad temporal se ha reducido un 12,6% y el sector que más bajó fue el de la construcción.
La enfermedad se ha convertido en tiempos de crisis en un lujo que no todos los extremeños pueden permitirse. Al menos eso es lo que se deduce de los resultados de la encuesta de costes laborales elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Según sus datos, desde 2008, el año en el que arrancó la recesión, la media de horas perdidas por cada trabajador y mes por incapacidad temporal ha bajado de 4,70 a 4,11 en la región, es decir, un 12,6% medida en trimestres homogéneos (primero de 2008 y de 2011).
Los expertos no solo secundan las cifras aportadas por el INE sino que no dudan en desvelar algunas de las claves que pueden ayudar a interpretar dicho descenso.
Desde UGT, la secretaria de Acción Sindical y Empleo, Rosario Riñones, hace un esbozo de las mismas. Para empezar, apunta que hay que tener en cuenta que ha habido un descenso importante de la actividad laboral, porque cada vez hay más parados y por tanto menos población activa. Además denuncia que las mutuas tienen una actitud negligente con respecto a los accidentes de trabajo «porque llevan a cabo un continuo desvío de las contingencias profesionales a las comunes en connivencia con las empresas, impidiendo el derecho a la protección y a la salud de los trabajadores», argumenta. Por último, hay que añadir el miedo de los trabajadores a coger una baja médica aún necesitándola «por pánico ser despedidos», asegura.
Los médicos constatan este último apunte de la sindicalista. «Los pacientes llegan a la consulta con el temor de que su diagnóstico pueda impedirles trabajar durante un determinado periodo de tiempo, sobre todo si es largo. Manifiestan ansiedad ante las medidas que puedan tomar las empresas contra ellos», refiere Carlos Arjona, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Cáceres, que afirma que últimamente es habitual que el usuario les solicite un tratamiento que le ayude a sobrellevar sus dolencias sin dejar de acudir a su puesto.
Y en los casos en los que la baja es inevitable – apunta Arjona – piden voluntariamente darse de alta antes de lo prescrito en principio por su médico de cabecera. Esta actitud ilustra sin duda los resultados arrojados por la consulta del INE.
Entre ellos sorprende que la construcción, un sector en el que se producen muchos accidentes laborales además de lesiones musculares importantes, es en el que menos horas se pierde por incapacidad temporal en Extremadura: 3,87 horas por mes y asalariado en el tercer trimestre del año pasado frente a las 4,52 horas del mismo periodo en 2008.
«Piden el alta»
«Es cierto que los trabajadores de la construcción agotan menos los días de baja. Si vienen con una lumbalgia, por ejemplo, se suelen recetar calmantes y descanso. Pues bien, en muchos casos, al día siguiente o a las 48 horas están en la consulta diciendo que están mucho mejor y que se quieren incorporar, mientras antes esperaban a recuperarse completamente», argumenta Carlos Arjona.
Por su parte, de las 4,56 horas perdidas por cada trabajador y mes en el sector servicios en 2008, se pasó a las 4,07; y en el de la industria de 5,44 horas a 4,41 en el mismo periodo de tiempo. Desde los sindicatos advierten además que lo habitual es que estas cifras sean un poco más elevadas en otros periodos, ya que se ven influidas por las vacaciones, en especial las de agosto.
Concha Gómez, secretaria de Salud Laboral de CC OO, apunta que en su sindicato atienden una media de dos o tres consultas diarias con respecto a bajas laborales, tanto de Seguridad Social como de mutuas de trabajadores. «El riesgo psicosocial nos está desbordando. El síndrome del quemado, de hecho, es algo cada vez más presente en nuestro día a día», afirma Gómez.
La preocupación del trabajador ante la posibilidad de perder su puesto de trabajo si se ausenta por enfermedad está alimentada, según Rosario Riñones por la presión de las mutuas. «Hay un control férreo e insistente por la enfermedad y el periodo de recuperación. Conozco casos de trabajadores que han tenido un infarto y a la semana ya les están llamando. Es normal que estén obsesionados por volver al trabajo incluso cuando no se encuentran recuperados del todo por miedo a como están las cosas», sostiene.
Desde los sindicatos, animan a los trabajadores a acudir al médico cada vez que lo necesiten y a pedir la baja siempre que sea necesario. «Aunque nosotros no podemos garantizar qué consecuencias vaya a tener eso para ellos. Pero sí ponemos a su alcance todas las herramientas y toda la información», afirma la secretaria de Acción Sindical y Empleo de UGT.