Autoridades de Defensa Civil de la Municipalidad, peritos de Bomberos y uniformados de la Policía Científica inspeccionaron ayer durante dos horas el lugar del siniestro para verificar los daños.
Durante poco más de dos horas, personal de la Dirección de Bomberos encabezó la inspección al local de Santiago al 1.400, junto con empleados de la Dirección Defensa Civil de la Municipalidad de Capital y la Policía Científica.
Luego de tomar fotografías y relevar el lugar y las construcciones vecinas (que también resultaron afectadas por la explosión), el jefe de la unidad Raúl Daniel Lobo estimó que los obreros que perdieron la vida fueron arrastrados por una de las tapas de la planchadora que explotó y que el impacto contra una columna, les hizo perder la vida.
El comisario inspector explicó que la planchadora que estalló era alimentada con una caldera principal, que suministraba vapor al aparato. Este contaba con una tapa – similar a un cilindro – que se encontraba adherida a la base, mientras era manejada por los operarios.
«La planchadora estaba colocada en sentido este-oeste. Cuando se produjo la explosión, uno de los cilindros salió despedido hacia el este, en dirección a la avenida Mitre – ilustró Lobo -, y destruyó una de las partes. El otro componente salió en dirección contraria y arrastró a los obreros, quienes impactaron contra una columna».
Posibles fallas
Para el director de Bomberos, la causa de la falla en la planchadora será materia de un análisis más exhaustivo, en el que deberán tomar parte otros profesionales convocados por la Justicia. «A fines de esta semana entregaremos este informe técnico pericial al fiscal de feria Guillermo Segundo Herrera», manifestó.
A título informativo, autoridades de la lavandería declararon a los peritos que la máquina era nueva y siempre se le hacía tareas de mantenimiento.
Para vigilar su funcionamiento, contaban con el asesoramiento de un ingeniero y de personal que rotaba según el horario de trabajo.
El negocio tenía una importante capacidad de trabajo, con máquinas alimentadas por dos tachos con capacidad de 1.000 litros de agua cada uno, que suministraban vapor para el funcionamiento de las máquinas. Extraoficialmente, se supo que el negocio tenía como clientes a la mayoría de los hoteles de la Capital.
Los bomberos revisaron además un estacionamiento lindante con la empresa, que también resultó dañado al igual que los vehículos dejados allí. Una de las paredes que separan ambas propiedades presenta un boquete de gran temaño. En otra propiedad, una columna impidió que un muro se desplomara totalmente.
Consultado sobre si la Dirección de Bomberos tiene competencia para autorizar esta clase de negocio, Lobo aclaró que su área sólo inspecciona boliches y locales bailables para determinar si cumple pautas de seguridad. «La habilitación corre por cuenta de la Dirección de Defensa Civil municipal», completó.
Los heridos
Mientras se llevan adelante los primeros trámite periciales y comienza a tomar forma la causa en el plano judicial, el estado de salud de los heridos es lo que más preocupa por el momento. En tal sentido, un relevamiento realizado por EL SIGLO, dejó entrever cual es la situación de cada uno de ellos:
María Díaz Lobo, de 20 años, quien se encontraba internada en el Hospital Padilla, fue dada de alta en la jornada de ayer.
Las personas heridas que se encuentran en grave situación son: Dora Aidé Argañaraz, de 63 años sigue en estado crítico en el hospital Centro de Salud y presenta el 80 por ciento de su cuerpo quemado. Se mantiene estable.
En tanto, su hija, Lucía del Carmen Pérez de 43 años, se encontraba trabajando junto a ella en el lugar está en en estado crítico ya que las quemaduras que sufrió le afectaron órganos vitales.
La mujer está internada en la sala de terapia intensiva del Centro de Salud y los médicos esperan su evolución para poder practicar una serie de cirugías que podrían ser concretadas en la jornada de hoy.
El día después
Los vecinos de la zona donde esta instalada la lavandería, que en la jornada del lunes explotó y causó dos muertes y seis heridos ,aún se encuentran consternados por la situación vivida y en muchos casos esperan que las autoridades de Defensa Civil se hagan presentes para que inspeccionen sus casas ya que muchas de ellas, tienen grietas y algunas rupturas.
Un testigo del hecho, Amadeo Soler, en diálogo con EL SIGLO remarcó: «Pensé que era un terremoto, la onda expansiva fue tan fuerte que me imaginé que las paredes de las casas se caían a pedazos. Fue todo en una cuestión de segundos, que parecían una eternidad».
Entre otras cosas, precisó: «Eran las 19.50 y mientras esto sucedía, observé que uno de los empleados que trabaja en la lavandería estaba por cruzar la calle. Justo se produjo la explosión, sin caminar fue desplazado por la onda expansiva hasta la otra vereda».
Por su parte, el dueño de una cerrajería ubicada a metros de la lavandería. Humberto Zóttola precisó: «Fue un reventón impresionante, jamás escuché algo similar. Hace treinta años que vivo en esta zona y la lavandería también tiene el mismo tiempo trabajando aquí. Todos nos asustamos mucho. Lo mas duro fue ver cuando salían las personas heridas del local. Fue allí que reaccioné y me di cuenta de lo que estaba pasando. Los vecinos llamamos a la Policía, a los Bomberos y entre todos, intentamos ayudar».
Luis Núñez, propietario de una gomería ubicada al lado de la lavandería, con mucha resignación e impotencia remarcó: «Aún estoy angustiado. Jamás en mi vida sentí tanta impotencia. Llamamos a los bomberos más de cuatro veces. Cuando llegaron no tenían los elementos para trabajar, alumbraban las zona donde estaban los cuerpos de los operarios con las luces de los celulares. Eso es lamentable. Nosotros los vecinos tuvimos que poner los reflectores para que ellos puedan trabajar. Estamos muy desprotegidos ante situaciones como estas. No hay gente capacitada para que actúe con la rapidez que merecen situaciones de esta naturaleza», afirmó.
«Las autoridades deberían equipar a los bomberos para emergencias y brindarles todos los medios necesarios. Ni siquiera tenían guantes al momento de remover los escombros para sacar los cuerpos de los infortunados», puntualizó.
Rosa Catania indicó que lo que se vivió fue un verdadero horror. Los gritos de dolor de las mujeres heridas era algo desgarrador. Ayudé a dos de ellas a subir a una ambulancia. Me aterré al ver como los bomberos con elementos precarios, pretendían sacar a los operarios que estaban entre los escombros. Tardaron dos horas para remover parte de la pared caída y para sacar los dos cuerpos.
«Ahora no estoy tranquila porque sé que ante una desgracia los tucumanos no estamos protegidos, no hay equipos de rescates que sean eficaces y que funcionen», expresó la mujer.
José Palma acotó: «Las ambulancias llegaron todas juntas y los bomberos en cuanto pudieron. Creo que se hizo todo lo humanamente posible para poder asistir a las víctimas y evitar mayores daños. «Lamentablemente una lavandería industrial no puede estar funcionando en una zona urbana, debería haber mayor control por parte de las autoridades correspondientes», expresó. Para agregar que «Sería mucho más seguro para todos los vecinos de la zona y sus alrededores, porque aquí no sólo se destrozó un local comercial causando la muerte de dos operarios, sino que también varios comercios ubicados en el lugar sufrieron daños».
Nelly Rodríguez esperaba ayer la visita de las autoridades de Defensa Civil para que examinen su casa ya que la explosión provocó serios daños en los techos de todas las habitaciones de la vivienda.
«Tengo dos hijos y los mandé a dormir en la casa unos parientes porque temo que se caía alguna pared de la casa o el techo. Esta es una estructura muy vieja y las autoridades de Defensa Civil me prometieron que vendrían, los estoy esperando desde esta mañana. Son las 20.00 (por ayer) y no vinieron esto es preocupante. No puedo vivir así», aclaró.
Otro de los perjudicados por este hecho fue un joven vendedor de automóviles que tiene su agencia en avenida Mitre 470.
La onda expansiva de la explosión provocó que una pared que colinda en el fondo con la lavandería cediera y cayeran todos los escombros sobre los automóviles que tenía para la venta.
Martín Ramagnoli, dueño de la agencia de auto precisó: «Vendo autos nuevos y usados, pero por suerte en el momento de la explosión nadie estaba en el fondo revisando los vehículos ni haciendo otro tipo de tareas, porque hubiera sido otra víctima fatal».
«La expansión provocó que los autos se desplazaran aunque tenian los cambios puestos y en algunos casos se chocaron entre ellos», explicó Ramagnoli.
También sostuvo que personal de la División Criminalística ya hizo las pericias en el lugar y los daños materiales que sufrió en la agencia son totales.
Por Sandra Herrera