Un becario del Instituto de la Grasa de Sevilla, que quedó ciego en una explosión cuando trasladaba productos peligrosos en una mudanza de laboratorios, dijo ayer al juez que hizo el traslado porque le pareció que ésa era «su misión», que estaba allí «para todo» y que todo era «una ocasión para aprender». El becario declaró ayer como testigo en el juicio contra la ex directora, el ex gerente y otros dos empleados del Instituto de la Grasa, imputados por presuntos delitos contra los derechos de los trabajadores y lesiones por la explosión ocurrida el 6 de junio de 2001.
El joven, que sufre una ceguera irreversible, ha declarado que le pidió efectuar el traslado la auxiliar de laboratorio procesada F.L. y que obedeció, pese a que él es licenciado en Bioquímica. «Yo era el becario y me pareció que ésa era mi misión, que yo estaba allí para todo y, al ser el más joven, era lógico que hiciera el trabajo que requería esfuerzo físico».
La declaración de este joven dejó a la luz otras deficiencias en seguridad como la carencia en el laboratorio de pantallas faciales, gafas y mascarillas.
Fuente: www.diariodesevilla.com