Las intensas llamas produjeron un cambio en las propiedades de los materiales, lo cual derivó en la tragedia que terminó con la vida de 9 personas en Barracas. La tecnología constructiva no fue un factor determinante.
El edificio de Iron Mountain en Barracas, donde esta mañana se produjo un derrumbe provocado por un incendio que causó la muerte de 9 personas, tiene la composición característica de muchos de los galpones de estilo inglés que se instalaron en el barrio a principios del siglo XX. Esta configuración de naves paralelas construidas por una envolvente perimetral de ladrillos comunes y estructura metálica no parece haber sido el factor fundametal que desató la tragedia. De hecho, los materiales utilizados en estas construcciones no son lejanos a los utilizados por las nuevas tecnologías constructivas. “Los materiales reaccionaron según las dimensiones del accidente; lo que es imposible de evitar son los efectos producidos por una carga de fuego tan alta” indica la arquitecta María Roca, perito en siniestros para compañías de seguro.
Según la arquitecta, “el factor fundamental que determina la caída de los muros está vinculado al empuje lateral que realizó la estructura metálica sobre los mampuestos, producto de la alta carga de fuego cuyo valor pude ser cercano a los 1000°C”. Cabe destacar que el acero, a una temperatura de 600°C, pierde el 50% de su capacidad resistente.
Una característica del acero es su alto coeficiente de dilatación lineal en relación a otros materiales utilizados en la construcción. Esta propiedad produce un alargamiento de las piezas cuando son sometidas a altas temperaturas, las cuales disminuyen cuando las temperaturas bajan, permitiéndole al material volver a su estado original, con sus propiedades mecánicas intactas. En el caso de un incendio, las altas temperaturas modifica considerablemente las propiedades haciendo inevitable las deformaciones y la pérdida de resistencia del material.
Contrariamente a lo que sucede con el acero, los muros mampuestos están conformados por ladrillos, arena, cal y cemento; todos materiales rígidos. Esta condición permite absorber esfuerzos sin deformaciones aparentes. Por consiguiente, la ruptura es casi súbita. Un ejemplo de este efecto es el vidrio, que visualmente no demuestra deformaciones ante una carga y la ruptura llega de forma sorpresiva.
En el caso del incendio de Barracas, el muro frentista sobre la calle Jovellanos coincidía con la estructura metálica de apoyo que soportaba las cargas de la cubierta. Resta confirmar si la estructura metálica del galpón cumplía con el revestimiento intumescente que recomienda la normativa vigente de la Ciudade de Buenos Aires, aunque no hubiera podido evitar el desenlace fatal, ya que este revestimiento solo retarda los efectos finales, sin poder impedirlos.
POR FEDERICO AMBROSIO – fambrosio@clarin.com