Son cada vez más habituales en los cumpleaños infantiles y a los chicos les encantan. Pero los accidentes por uso incorrecto se han incrementado. ¿Qué dicen los expertos?
Jugar en un castillo inflable es una de las actividades favoritas para los niños y uno de los entretenimientos más habituales en los cumpleaños y festejos infantiles. Sin embargo, en los últimos tiempos fueron cuestionados por ser protagonistas de diversos accidentes en todo el mundo que involucraron chicos heridos y hasta fatalidades. Por ello, quienes alquilan y organizan eventos hablaron con cronica.com.ar y compartieron una serie de consejos y medidas de seguridad para utilizarlos correctamente.
Este tipo de juegos volvieron a generar debate luego del reciente caso que ocurrió durante una celebración infantil en la provincia de Salta, donde las ráfagas de viento hicieron que un pelotero inflable saliera volando con niños adentro y dejó a un menor de 3 años internado en grave estado tras impactar contra el suelo desde una altura de 3 metros.
Los accidentes vinculados a la incorrecta utilización de los castillos también fueron noticia en países como Australia, donde el viento hizo volar una de estas atracciones en 2021 y cinco niños murieron luego de caer desde una altura de 10 metros.
En España una niña murió este año después de que fuertes ráfagas levantaron un castillo inflable en una vivienda en Valencia, dejando a otros ocho niños heridos.
La reiteración de este tipo de accidentes hizo que la Unión Europea implementara una Normativa Europea de Seguridad para el empleo de estos artefactos. La misma establece cómo se deben construir los castillos, cómo deben manipularse y las medidas de seguridad obligatorias.
“El alquiler de juegos inflables se incrementó mucho en los últimos años. Hay mucha demanda y muchas personas ofrecen el servicio sin tener en cuenta las medidas de seguridad que requieren”, explica Mariana, una comerciante del conurbano que se desempeña en el rubro de fiestas infantiles.
Al trabajar con grupos de niños “los riesgos existen”, aclara. Por eso, deben “seguirse al pie de la letra las instrucciones de uso y estar siempre atentos ante cualquier imprevisto, ya sea dentro del juego como en los alrededores”, explica la experta.
En este sentido, la supervisión adulta de al menos dos personas “es un requisito excluyente”, afirma Sergio, un trabajador del sector con más de 15 años de experiencia organizando fiestas infantiles y alquilando atracciones para niños.
En cuanto a los inconvenientes más habituales, el hombre explica: “Muchas veces la gente quiere un castillo inflable pero el espacio donde quiere colocarlo no es adecuado. Para instalar el juego se necesita una superficie plana, alejada de árboles, con al menos 6 anclajes y 2 metros libres alrededor”.
Sin embargo, son pocos los que respetan estas condiciones. “El problema es de ambas partes. De las familias que contratan un servicio que no les brinda la información necesaria y desde el sector, que no quiere perder el ingreso y a veces hacen la vista gorda ante condiciones de instalación que no son óptimas”, remarca.
Los accidentes más frecuentes se dan por las caídas tanto dentro como hacia afuera del inflable, por los golpes entre los niños, cuyo riesgo aumenta al mezclar edades; o incluso como consecuencia del viento que puede voltearlos.
Medidas de seguridad para inflables
- La instalación del juego deben llevarla a cabo expertos.
- Los castillos inflables son muy livianos, un viento de 15 km/h ya puede moverlos. No deben utilizarse nunca ante ráfagas superiores a los 38 km/h.
- El anclaje es fundamental. Estos deben ser planos y no sobresalir del suelo. Si no es posible, deben usar bolsas de arena.
- Vigilancia constante: en todo momento debe haber al menos dos adultos supervisando la atracción.
- Espacio libre alrededor: un perímetro mínimo de 2 metros que se amplía a 3,5 metros en los laterales abiertos.
- Separar los niños por edades para que no usen la atracción al mismo tiempo chicos de diferentes pesos y tamaños.
- Colocar colchonetas en el acceso al castillo para amortiguar posibles caídas.
Por Jimena Golender