¿Quién manda sobre un conductor de Uber, la ‘app’ de la que recibe pedidos? Las máquinas nos han quitado muchas tareas físicas; ahora empiezan a acaparar las intelectuales
Existen tres grandes tendencias que están definiendo el mundo laboral: la globalización de la producción, con una tercerización a otros países que en ocasiones se convierte en trabajo esclavo; la automatización del trabajo y el surgimiento de las plataformas de trabajos y servicios estilo Uber, que cambian la manera de desarrollar las actividades laborales.
Así lo cree Jordi Serrano, el protagonista de la tercera entrega de vídeos de la serie #DataFutures, que publicamos en colaboración con Ideas for Change. Serrano es socio fundador del Future for Work Institute, un observatorio de tendencias en el mundo del trabajo y la gestión del capital humano.
Automatización y currículums
El gran reto del trabajo en el futuro será cómo gestionar la adopción de los cambios introducidos por la tecnología. Antes nos reconfortábamos en la idea de que las máquinas solo nos reemplazarían en el ámbito físico. Sin embargo, con los avances en la inteligencia artificial, ya han comenzado a hacerlo en el terreno cognitivo: hay máquinas haciendo diagnósticos médicos, coches que se conducen a sí mismos y hasta robots que desempeñan tareas de selección de personal (digital recruiting). Los currículums se están convirtiendo en una suma de datos ligados a un perfil. En este entorno pueden darse sesgos algorítmicos que podrían discriminar a una persona debido a su edad, sexo, o grupo étnico.
La amenaza de que las máquinas sustituyan por completo al humano en el mundo del trabajo puede no ser definitiva. Serrano considera que ningún trabajo es totalmente automatizable. La máquina puede reemplazar a las personas en aquellas tareas mecánicas o alienantes, creando oportunidades para que podamos llevar a cabo tareas que, desde una perspectiva emocional y cognitiva, produzcan un valor o tengan un sentido.
Veremos cómo las máquinas, en vez de sustituir a los humanos, pueden “aumentarlos”, opina este experto. Hoy ya existen empresas que equipan a sus empleados con exoesqueletos, trajes que incorporan un sistema de potencia de motores o hidráulicos que asiste mecánicamente el movimiento del humano, para que puedan llevar a cabo trabajos que conllevan un gran desgaste físico.
Mi jefe ya es un algoritmo
Cuando trabajas para una plataforma digital de servicios, ¿quién es realmente tu jefe? ¿Quién dirige a los conductores de Uber o a los repartidores de Deliveroo? Podría decirse que el superior de estos trabajadores es el algoritmo que les indica a dónde ir. Si deciden y manejan el reparto de tareas, la competencia por los trabajadores se dirime entre algoritmos: el trabajador acabará ofreciendo sus servicios al algoritmo que mejor optimice su tiempo y sus ingresos.
Este proceso conlleva riesgos. Mientras que la producción física se ha descentralizado, los datos se están centralizando. En estas plataformas no existen aún opciones para la portabilidad de la reputación online de unas a otras y, por tanto, el trabajador no tiene soberanía sobre sus datos. Los datos que produce dentro de la plataforma le pertenecen al empleador.
Frente a este nuevo contexto surgen alternativas para la protección de los trabajadores como se da en el caso de Respuesta Sindical Ya, una iniciativa de la UGT para personas que desarrollan su actividad en plataformas digitales.
Un futuro que mola…
Para Serrano, un futuro que mola en la intersección entre la tecnología, los datos y el trabajo es aquel en el que los robots liberan a las personas del trabajo alienante para que estas puedan dedicarse a tareas, que desde una perspectiva emocional y cognitiva, produzcan un valor o tengan un sentido.