Ahora viene la pregunta que a muchos nos desvela todos los días de nuestros días: ¿ninguno de los que estaban trabajando se dieron cuenta de la situación? !No se necesita hacer un curso de seguridad para darse cuenta de lo altamente peligrosa de la situación! ¿Que es más importante que la propia vida? ¿Porque un trabajador no logra valorar su vida? La respuesta inmediata que a todos nos sale «son unos locos, unos inconsciente, por ganar un día de trabajo hacen cualquier cosa».
Todos observamos diariamente en el trabajo y en la calle este tipo de historias, trabajadores en altura sin atarse, parados en la propia pared que están demoliendo, cables eléctricos pelados y/o sin enchufe, máquinas sin protección, y la lista podría seguir indefinidamente. Gran parte de todas éstas historias son situaciones simples de entender y comprender, no se necesita de un curso especial para saber que está mal, sólo basta con vivir un poco para saber que si nos caemos de una determinada altura nos lastimamos gravemente o nos morimos, es más, lo vemos cada tanto en las noticias.
A esto nos dedicamos los que hacemos seguridad e higiene en el trabajo, a dar respuesta a éstos interrogantes, porque si tenemos la respuesta tenemos parte de la solución. Pero acá está la trampa del problema, hacer preguntas es fácil, encontrar respuestas suele ser un poco más tedioso, complicado y frustrante.
Parafraseando a alguien muy inteligente: si hacemos siempre lo mismo no esperemos resultados distintos.
Acá está unos de nuestros principales obstáculos a vencer, si seguimos pensando que hacer «seguridad» es dar cursos y charlas de capacitación, es entregar elementos de protección personal, es redactar y poner en prácticas normas y procedimientos de trabajo, es hacer permisos de trabajo, es poner «seguritos» que supervisen el como trabajan los otros trabajadores, es castigar y suspender, es hacer excelentes programas de seguridad, etc., fórmulas que venimos aplicando desde hace muchos pero muchos años, está claro que haciendo sólo esto, que no está nada mal, no vamos a encontrar el camino que nos lleve a una sociedad laboral más responsable hacia con los otros trabajadores.
Por suerte no hay un sólo camino y por desgracia tampoco sabemos si el que tomamos nos llevara a destino. El mismo camino que tomó nuestro vecino y lo está llevando hacia las puertas del éxito, a nosotros no está acercando a las del fracaso.
Para encontrar un nuevo camino es necesario saber de donde venimos, y en seguridad e higiene en el trabajo venimos de una larga construcción desde la ingeniería, es decir, desde un grupo de disciplinas de las llamadas duras, donde todo se mide, tiene un número, un lugar, una forma, un orden, una tabla, una fórmula, un gráfico, una respuesta única y comprobable. Todo es lógico y racional. Aprendimos que es el ruido, como reducirlo, como evitarlo, como protegernos, como hacer mejores elementos de protección, como medirlo, encontramos nuevas formas de explicar y hacer ver a los trabajadores el efecto del ruido, pero aun así seguimos teniendo trabajadores que se vuelven cada día un poco más hipo acústicos. Aprendimos cada vez más como trabajar en forma segura en altura, en ambientes confinados, con las soldaduras, sabemos gestionar más y mejor a la Salud y Seguridad Ocupacional (SySO), aprendimos a capacitar mejor a nuestros trabajadores; cada día que pasa sabemos más y más, pero no hemos logrado torcer el brazo de la inseguridad laboral; hemos llegado incluso a leer sobre psicología y psicosociología y aprendimos que existe un trabajador que es un «ser humano» que no puede ser incorporado a nuestras formulas y tablas, aparecieron en la historia los «factores psicosociales» en nuestros análisis de riesgo. Pero el tema está un poco verde, seguimos separando a las causas de los accidentes entre «actos inseguros» y «causas inseguras», seguimos echándole la culpa al trabajador de su propio accidente. Como un gran avance algunas empresas están en la etapa del análisis de las causas básicas y en la falta de control aplicando un modelo de análisis de la seguridad totalmente ingenieril maquillado de humanista, es tan pero tan elemental, básico y anticuado que la empresa como tal como aparece en el modelo. Aún estas empresas un poco más avanzadas están unos 30 años atrasados en su forma de analizar y ver a la «seguridad».
Avanzando en el tiempo aparece la idea de que la empresa es una sociedad y se comporta como tal, no hay personas aisladas, sino en sociedad, llamada en nuestro caso «empresa» constituida por Dueños, Socios, Directivos, Gerentes, jefes, supervisores y trabajadores, todos son parte de lo mismo y todos se relacionan constantemente entre sí para lograr un objetivo común. Aparece en la historia unos de los modelos, que a mi entender, mejor explica a la «seguridad», el modelo causal psicosocial de los accidentes de trabajo.
Cuando todo indicaba que por fin había encontrado un camino, el mundo moderno me pega dos tremendos cachetazos, uno detrás de otro como trompada de loco.
La vida me pone por delante un excelente video de TEDx llamado «Lo que nos hace humanos: secretos del lóbulo frontal: Facundo Manes at TEDxBuenosAires 2012» (enlace). Hay varios aspectos de esta charla aplicables a la seguridad, pero a la que me refiero ahora es a la parte que habla de la siguiente idea «La historia humana, claramente, contradice el hecho de que somos seres totalmente racionales».
El otro material que me llego por la web no recuerdo en este momento si fue por Twitter o Linkedin es intitulado «Seguridad basada en las relaciones. Ir más allá de la cultura y el comportamiento» de Rosa Antonia Carrillo.
Un análisis de éstos dos materiales en la segunda parte.
Autor
Néstor Adolfo Botta
Rosario. Santa Fe. Argentina
15/07/2013