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El Bienestar en el Trabajo

A veces pensamos que “nuestra vida” es lo que ocurre fuera de las horas de trabajo, cuando estamos en casa, con nuestros amigos o de vacaciones. Mucha gente considera el trabajo como un mal necesario, el precio para poder sobrevivir y disfrutar de la vida en las horas libres. Mi abuelo (quien era muy trabajador, por cierto) solía decir: “El trabajo es lo único tan malo, que te pagan por hacerlo”.


Sin embargo, las investigaciones recientes en la psicología indican que el trabajo no es tan malo, al contrario, juega un papel fundamental para nuestro bienestar. Hoy en día han combinado sus esfuerzos psicólogos, economistas y otros especialistas para estudiar de manera científica el bienestar de las personas en diferentes lugares y ver si hay elementos comunes que vayan más allá del sitio y la cultura .

La empresa Gallup[1] realizó un estudio mundial en 150 países, con una muestra representativa del 98% de la población del planeta . Esto es un logro impresionante, pues quiere decir que podemos tener confianza de que sus hallazgos se aplican prácticamente a todas las personas. Esta investigación encontró que el bienestar tiene 5 aspectos o facetas distintas: el bienestar en el trabajo, el bienestar social, el bienestar físico, el financiero y el comunitario. Y de estos 5 factores, resulta que el más determinante del bienestar de las personas es el bienestar en el trabajo.

Una de las preguntas más importantes para saber sobre el bienestar de alguien es : “¿Le gusta lo que hace cada día?”. La gente que puede decir claramente que sí, que experimenta altos niveles de satisfacción laboral, tiene el doble de probabilidades de realmente sentirse felíz y “florecer” que quienes no están bien en su trabajo. Tristemente, sólo una de cada cinco personas responde con un sí contundente que disfruta lo que hace. Si a una persona no le gusta lo que hace en el trabajo, es importante que tenga otras actividades en la vida que le apasionen, aunque no sean remuneradas.

Nuestro trabajo define en buena medida nuestra identidad, ya que es a lo que le dedicamos más horas de nuestro día. Cuando conocemos a alguien, una de la primeras preguntas que le hacemos es “¿a qué se dedica?” o “¿Ud. qué hace?”. Quedarse sin trabajo es uno de los eventos más estresantes a los que se puede enfrentar una persona. Una famosa investigación [2] realizada con una población muy grande a lo largo de varias décadas comparó los efectos de distintos eventos estresantes en la vida de las personas, como el casamiento, el divorcio, el nacimiento de un hijo y la pérdida de un cónyuge. Los autores encontraron que el desempleo prolongado (más de un año sin trabajo a pesar de buscarlo) es el único evento del que la gente no se recupera en cinco años. Esto es especialmente cierto para los hombres.

Para estar bien en lo laboral es indispensable involucrarnos activamente con lo que hacemos: ponerle atención, concentración, interés y energía al trabajo. Un estudio[3] comparó a un grupo de empleados que estaban muy involucrados en el trabajo con otros que no lo estaban. Se monitorearon sus estados de ánimo, sus actividades y hasta su ritmo cardíaco y niveles de cortisol (la hormona del estrés) durante las horas que estaban en el trabajo. Aquellos que involucraban activamente en lo que hacían estaban más contentos e interesados , mientras que los no-involucrados experimentaban niveles de estrés mayores y sólo estaban de buen humor cuando se acercaba la hora de la salida, como si simplemente estuvieran esperando a que terminara el día. Un hallazgo curioso fue que los trabajadores involucrados tenían niveles de felicidad muy parecidos en los días laborables que en los fines de semana. Tenían un poco más de estrés en el trabajo que durante los días feriados, pero disfrutaban todos sus días casi por igual. Los no-involucrados, en cambio, sólo estaban felices los fines de semana y tenían niveles mucho más altos de estrés al volver a trabajar. Los niveles altos de cortisol en la sangre, que acompañan al estrés pueden hacer un daño muy real a nuestro organismo. ¡Incluso se ha visto que la incidencia de infartos cardíacos es más alta los lunes!

El bienestar en el trabajo también puede protegernos contra la ansiedad y la depresión. Estar poco involucrado en el trabajo duplica el riesgo de desarrollar una depresión en un año. La buena noticia es que si un trabajador poco involucrado logra involucrarse más activamente en lo que hace, su salud física tiende a mejorar. Por ejemplo, sus niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre bajan. Una lección importante es que el tener bienestar en el trabajo debe ser una prioridad si queremos tener buena salud a largo plazo.

Nuestros jefes o supervisores juegan un papel muy importante en nuestro bienestar laboral. Cuando se ha estudiado cómo se siente la gente alrededor de diferentes personas (amigos, parientes, compañeros de trabajo, hijos…) se ha visto que la compañía de los jefes es la que menos disfruta. Para muchos, el rato con el jefe es el peor momento del día (peor, por ejemplo, que limpiar la casa). Los trabajadores que consideran que sus supervisores o gerentes son incompetentes tienen más riesgos de padecer problemas cardíacos. Y se ha visto que lo peor que puede suceder en el trabajo es tener un jefe que no ponga atención .Si tu supervisor te ignora, las probabilidades de que tú estés poco interesado en el trabajo son del 40%, mientras que si se enfoca en tus fortalezas, tus probabilidades de no estar involucrado son sólo del 1%.[4] La mayoría de las veces no podemos escoger a nuestros jefes, pero ojalá todos los jefes y supervisores aprendieran a enfocarse en las fortalezas de los trabajadores, pues esto tendría un gran impacto en el clima laboral y la productividad.

La gente que más disfruta su trabajo dice que se divierte haciéndolo. Una de las claves para lograr esto es tener la oportunidad de usar sus fortalezas en el trabajo cada día. Las personas que pueden enfocarse en lo que hacen mejor tienen seis veces más probabilidades de estar involucradas en el trabajo y el triple de posibilidades de tener una calidad de vida excelente que quienes no pueden usar sus fortalezas de manera cotidiana. Quienes usan sus fortalezas en el trabajo se cansan menos y sufre menos desgaste que los que no lo hacen. Esto no quiere decir que sean “adictos al trabajo”. Al contrario: las investigaciones también demuestran que la gente que tiene altos niveles de bienestar en el trabajo se toma más tiempo para disfrutar fuera de éste y tiene mejores relaciones con los demás.

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestro bienestar laboral?

Rath y Harter, investigadores de la empresa Gallup expertos en el tema, recomiendan:

  1. Usar nuestras fortalezas en el trabajo cada día
  2. Identificar a alguien que comparta nuestros propósitos y nos anime a crecer. Pasar tiempo con esa persona.
  3. Convivir con los equipos y personas cuya compañía disfrutemos en el trabajo.

Fuente: http://positivamente.com.mx

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