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Cero accidentes, ¿en serio?

Recientemente en uno de nuestros seminarios profesionales de Seguridad Operacional surgió el debate sobre la factibilidad del Cero Accidentes en un ambiente de trabajo. ¿Es lograble? “Nuestra meta es Cero Accidentes”, se escucha tantas veces con estridencia, que a veces el ruido no brinda lugar a un análisis mínimo. Sí es correcto tener una visión de Cero Accidentes, no obstante, tenemos que despojarnos de la ingenuidad de cómo se llega a lograr ese resultado.

El significado del término Cero Accidentes es a menudo ignorado de una manera olímpica, puesto que se ve como una meta a corto plazo y no como un resultado de un proceso.

El indicador Cero Accidentes es totalmente reactivo, no mide las cosas importantes que sí debieran calibrarse, ya que aunque usted se sorprenda, cero accidentes puede lograrse en un período específico, ya sea por un excelente desempeño en seguridad, o bien, por pura obra de la casualidad, por eso es importante entender cuáles son los pasos de ese proceso para no confundirse y pensar en forma ingenuamente positiva que suerte es igual a esfuerzo.

En algunos ambientes de trabajo el Cero Accidentes puede lograrse temporalmente por decreto, bajo intimidación, o bien, por un esquema de incentivos que puede ocultar o sub-reportar los accidentes para no dañar la meta colectiva. Esta es una de las formas preferidas de autoengaño, solamente superada por el hecho de pagar dinero o estímulos en efectivo por un desempeño específico en Seguridad, que hace que los resultados sean inverosímiles y perjudiciales.

Las organizaciones no pueden lograr mejoras sustantivas a los resultados de seguridad si no se conocen adecuadamente los pasos de este proceso. El espejismo preferido es pensar que se puede lograr este resultado sin una estrategia bien pensada y articulada en forma milimétrica, esto es creer ingenuamente que lo vamos a lograr sin un plan de batalla.

Se trajo a colación el ejemplo de una planta azucarera que durante los períodos de zafra tenía al menos 800 accidentes registrables, los cuales obviamente son resultado de acciones, omisiones y fallas en los sistemas gerenciales. Decir desde esa realidad que vas a lograr Cero Accidentes en la siguiente zafra, solamente porque sí, es estar en el salón de la fama de los ingenuos.

Ponerle energía a un proceso de cambio para alcanzar Cero Accidentes toma sangre, sudor y lágrimas, como decía Churchill, pero no porque sea imposible, es porque plantearse hoy mismo la determinación de alcanzarlo es lo que distingue la seriedad de la charlatanería.

La medición del proceso es otro factor imprescindible, ¿qué estás midiendo, simples estadísticas o la conexión de cada evento con tus sistemas de gestión?

Para alcanzar resultados, estos deben ser creíbles y medibles, tener un conocimiento profundo de las causas raíces de cada accidente llevará a identificar lo que verdaderamente está impidiendo mejorar, y ciertamente, realizar cambios dolorosos te va a sacar de tu zona de felicidad. Cero Accidentes es un subproducto de un proceso a largo plazo, no un resultado antojadizo.

CARLOS R FLORES
Consultor en Seguridad Industrial
noalosaccidentes.wordpress.com

Fuente: www.laprensa.com.ni

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